.Cap 16.

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Oh, dulce y bendita música, ¿podía tener una mejor amiga que ella?

Desde pequeño estuvo acompañado por la música, desde los primeros años de su vida con la guitarra de su abuelo, siguiéndolo por toda su infancia incluso después de haberse mudado a esa casa tan bonita a los cinco años, recibiendo un reproductor de música por su cumpleaños número seis. Era uno algo antiguo que funcionaba con cintas VHS, esas que veía en el campo cuando visitaba a sus abuelos.

Primero fueron músicas infantiles, luego su padre consiguió grabar músicas actuales en esas extrañas cintas. A todas horas la escuchaba, repitiendo una y otra vez la música.

Sobre todo para no escuchar los gritos de sus padres, ni los jarrones rotos.

Cada vez que entraba a la habitación donde discutían se ganaba los gritos de su padre diciendo que no metiera las narices donde no le llaman, a la vez que su madre le cargaba en brazos para llevarle al salón. Aprendió que no le regañarían si simplemente se quedaba en su sitio escuchando música.

A los ocho años su padre le regaló un MP3, un objeto mejor que el que tenía. Se convirtió enseguida en su mejor amigo, sobre todo cuando venían mujeres a su casa cuando su mamá iba a trabajar.

Con eso evitaba escuchar los gritos que soltaba su padre y las mujeres junto con los golpes contra la pared. No entendía por qué las llevaba a su habitación para discutir, pero simplemente se quedó callado, sumergido en su mundo de música.

Era demasiado pequeño para comprender lo que ocurría en realidad, el echo de ser testigo de la infidelidad de tu padre con mujeres desconocidas.

Y a los 11 lo descubrió.

Empezó a sentir asco hacia sí mismo por haber permitido eso.

Su madre se preocupó por él al verle tan callado, incluso le llevó al médico pensando que podría tener inicios de depresión, hasta que soltó la verdad al salir del hospital. Su madre no gritó ni dijo nada, simplemente asintió mientras le llevaba a su heladería favorita a por helado de tres sabores diferentes, el que más le gustaba.

Esa noche fue la discusión más grande que escuchó de ellos, tan fuerte que ni los cascos de su reproductor pudo callar.

No entendió por qué su madre le empezó a llamar enfermo, el por qué entendía ahora la insistencia de tantos años llevar al moreno al parque infantil, el ofrecerse a llevarle a los cumpleaños de sus amigos y estar ahí para cuidarle. Mencionó a la policía, pero las palabras del hombre la enmudecieron.

-Conozco tu pasado, ÷%€=£+, y no te creas que te dejarán al cuidado del niño con tus antecedentes. ¿A dónde irá David? Si yo caigo, caerás conmigo.

La debilidad de su madre, su pequeño niño.

Su familia se rompió, manteniendo esa imagen de ser una familia normal a pesar de ser totalmente diferente. Se toleraban, aunque su relación con su madre no se vio afectada.

Cambió al instituto a los 12 años, conociendo nuevos amigos y amigas. Empezó a ser más independiente, saliendo a jugar al fútbol por las tardes y volver solo a casa o dar una vuelta por la ciudad cuando venía su prima mayor de visita, la que siempre consideró como su hermana desde pequeños. Simplemente era un chico normal.

Pero todo cambió cuando se descubrió el secreto de su padre y una madre de un chico de su clase.

Dejó de participar en los grupos, dejó de tener amistades ahí dentro, teniendo amigos de colegios exteriores. Tuvo que aprender a soportarlo, pasando su cumpleaños número 13 solo.

Karmaland // 7 sinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora