Capítulo 2

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-Fashion meets ARTemis.- lei sosteniendo aquel ejemplar de VOGUE que me llegó por correo.

Lentamente bajé aquella revista mirando hacia algún punto fijo de la pared de la cocina e intenté procesar todo, porque esto parece un maldito sueño. Estoy en la maldita portada de VOGUE. Y ahora todos los sentimientos que se supone que tuve que tener cuando estaba en la sesión de fotos y en la entrevista... estaban apareciendo recién. Todo en uno golpeándome una y otra vez.

-¡Llegué!- escuché la puerta cerrarse y el tintineo de unas llaves -¡Santísima mierda!- el castaño pegó un salto -¿¡que haces parada en medio de la oscuridad!?- encendió las luces -¿Artemis?-

Lo miré sin saber que rayos decir, sus ojos azules empezaron a verse preocupados y creo que estoy sobre actuando un poco. De repente sonreí haciendo que este me mirara raro.

-Me estoy cagando de miedo Artemis, deja de actuar así, por el amor de Dios.- Niall murmuró intentando protegerse con una de las sillas del mesón de la cocina.

-Estoy...- abrí y cerré mi boca sin saber que rayos decir -¿podrías pellizcarme?- levanté mi brazo a lo que mi amigo sin dudar propinó un buen golpe con su mano -¡dije que me pellizques no que me pegues!-

-¡Es el mismo nivel de dolor!- respondió riendo -pero hablando enserio, ¿que rayos sucede?-

Levanté la revista lentamente y vi como este abría su boca completamente sorprendido. No le había comentado a nadie acerca de lo de la portada, porque quería que fuera una sorpresa. Así que el primero en saberlo es Niall.

-¡Debes estar bromeando!- me la arrebató de las manos mientras miraba la portada y me miraba a mi. Repitió esta acción un par de veces más. Por unos segundos pareció pensar en alguna cosa y luego lo vi tomar sus llaves nuevamente. Se acercó completamente emocionado a mi lado y entrelazó su brazo con el mío para luego decir: -vamos a festejar esto.- dijo decidido -llamaré a los chicos en el camino.-

-¡Es un secre...!-

-¡Yo lo se ahora!- se señaló como si fuera lo más obvio.

Pero claro. Niall era el tipo más chismoso que conocía en todo Londres y creo que este secreto se sabrá como mínimo hasta la madrugada y un poco menos. Digamos que son las consecuencias de tener a un amigo que conoce a más gente de la que se imaginan, incluyendo las afueras de la ciudad. Este hace llamar a esas amistades: contactos.

Después de un par de llamadas y un par de minutos ambos estábamos en nuestro bar favorito. Era un lugar tranquilo, bebía de vez en cuando, cada que había algún acontecimiento especial, y salía con mi grupo de amigos, pero ahora el lugar estaba un poco más lleno de lo normal.

Pero no me quejo, me gusta la atención que estoy recibiendo ahora mismo.

-Iré a traer unas servilletas, ¿ordenas por mi?- acaricie con cuidado el hombro de Niall que asintió mientras estaba distraído enviando mensajes sobre lo que estaba ocurriendo en nuestro chat grupal.

Me moví entre las personas, las escuchaba susurrar y de una que otra escuchaba como mi nombre salía de sus bocas. Sonreí para mi misma mientras sostenía las servilletas y volteaba para volver a la mesa en donde estaba.

Pero para ser sincera nunca pensé encontrarme con él.

-¿Artemis? ¿Artemis Ikeda?- amaba cuando mi nombre salía de la boca de la gente, me causaba demasiada satisfacción. Pero en esta oportunidad, lo único que quise hacer era vomitar.

Hace tres años que no volví a ver su maldita cara, recuerdo lo horrible que fue después de que terminara conmigo. Me hizo tanto daño que... no soportaba el hecho de tenerlo en frente mío.

Cabello corto, ligeramente despeinado. Rostro impecable y apuesto, mierda, si, seguía siéndolo. Estaba ligeramente encorvado, recordaba que solía decirle que dejara de pararse así, pero supongo que era un hábito. Este sostenía dos vasos de cerveza negra que dejó en el mesón de la barra a su lado mientras se acercaba a mi completamente sorprendido, o... emocionado, como si de repente encontrara una rareza extraordinaria.

Jadeó sorprendido y sonrío hacia mi: -¡claro que eres tu!- me miró de arriba hacia abajo -estás... muy diferente.- reí incomoda, enserio -¿Co-Como has estado?- preguntó.

Estuve a punto de responder pero por suerte escuché un grito.

Mi vista se desvió hacia la mesa en donde ahora pude ver a dos de mis amigos.

-Lo siento, tengo que irme.- lo evité, tal y como quería.

Después de todo, ¿por que debería tomarme la molestia de hablar con él después de todo lo que sucedió?

Lo odiaba.



Yoongicutiie.

Artemis;; hsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora