30 days of smut ✿ yoonmin

9. dulce y lento

¡HOLA! Solo vengo a decir que este capítulo es un smut muy soft comparado al resto porque no he tenido tiempo para pensar de manera correcta cómo desarrollar los capítulos, pero ya volví y voy a dar todo de mí para volver a actualizar semanalmente y con el smut normal :D

Disfruten.

La vida en ciertas ocasiones puede ser la más vil y nefasta. Ni a la persona más exitosa, ni a la más millonaria, ni a la más generosa le relevaba del juego de las cartas buenas y las cartas malas.

Por desgracia, a Jimin siempre le tocaban las malas.

Era poco decir que eran solo "malas".

Jimin fue finalmente despedido de su trabajo. Sin razón aparente y sin palabra alguna. Sólo le comunicaron su despido y le entregaron unas cajas con sus pertenencias dentro, nada más.

Lloró unas cuantas horas al llegar a casa, en silencio, en la oscuridad de la habitación, a solas, porque Yoongi no resistía el mirarlo así, tan destrozado y decaído. Le partía el corazón y el alma en miles de millones de pedacitos.

Odiaba con todo su ser ver a Jimin llorar y aunque en la mayoría de los casos le consolaba hasta que se quedase dormido, ahora era una de esas excepciones en las que no podría aguantar su ira para ir a partirle la cara al imbécil del ex jefe de su novio. El causante de todas las lágrimas que Jimin ahora derramaba.

Cerca de la media noche, Yoongi se encontraba desesperado por auxiliar al pelirrosa. Decidió que por fin era momento de intervenir y se encaminó escaleras arriba hacia la habitación principal.

—¿Jiminnie...?— Llamó a la puerta. —¿Te sientes mejor?— Le sorprendió que del interior no proviniera un solo sonido, un solo llanto, un solo sollozo, nada de nada. —¿Puedo pasar?—

—Sí, pasa— Replicó al fin.

Abrió la puerta lenta y cuidadosamente, analizando primero la habitación antes de permitirse entrar por completo.

Divisó a Jimin sentado en la cama con un cuaderno en su regazo y un bolígrafo en la diestra, garabateando en la hoja blanca palabras y dibujos que el pelinegro no lograba ver desde su posición.

—¿Te sientes mejor?— Se acercó cauteloso a la cama para tomar asiento en el lado desocupado.

—No exactamente, pero ya no estoy llorando— Respondió sin mucho interés, únicamente concentrado en las marcas de tinta que delineaba en la hoja.

—Jimin-ah— Le palmeó el hombro y el menor finalmente le miró a la cara.

Le entristeció notar las bolsas bajo sus ojitos almendrados, restos de lágrimas brillando en su piel más un sonrojo en sus orejas y en sus mejillas. No se veía bien, pero a sus ojos seguía viéndose hermoso y deseable.

No tardó en voltear al cuaderno, permitiéndose leer los escritos en la página.

"La vida sigue" era la frase que reinaba en el espacio de la hoja, rodeada por caritas felices, algunas estrellas, mariposas y una frase diminuta en una esquina que decía "sigamos viviendo".

—Sólo necesitaba escribirlo para creérmelo, hyung— Aclaró al atraparlo ojeando sus escritos. —Estaba frustrado y atascado en la idea de que soy un inútil para todo—

—No lo eres, amor. Nada de lo que ese idiota te haya dicho es cierto, y por favor no me mientas porque yo sé las cosas que te dice— Jimin le miró apenado.

—Pero a veces siento... que tiene razón. En verdad, a veces no sirvo para nada, hyung. Es difícil quedar como el tonto en toda situación a pesar de que dé todo mi esfuerzo—