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Alexa Harrington

Llegue al taller cansada, pues no había dormido nada, sólo pensaba en Armando y ya. Tenía demasiado sueño y mis horas de trabajo no me ayudarían de nada con el sueño.

-¡Buenos días!- Apareció Armando sonrisas a un lado mío.- Por dios, te ves cansada... ¿Dormiste bien?- Pregunto.

-Buenas... No, no dormí casi nada. Pero puedo soportarlo.- Respondí con un leve tono de cansancio en la voz.

-Nada de eso. Ve a dormir un rato, para que te alivianes y hagas tu mejor trabajo.- Me regalo una sonrisa.

-Ay es que eres una buena persona.- Le devolví la sonrisa y me dirigí al mi oficina para descansar un poco.

Me desperté y en el reloj marcaban las 12:00 am. Todavía era temprano y supongo que repondría las horas perdidas. Salí de la oficina encontrándome a Armando saliendo de servicio.

-¿Ya te vas?- Pregunte.

-Si, me surgió un problemas. Tengo que ver a unos amigos.

-Bien.

-¿Podrías hacerte cargo del taller?- Asentí y vi como otros 3 salían de servicio y se dirigían a nuestra posición.

-Le esperamos en la ya sabe. Nos vemos, Alexa.- Se despidieron de mí, para después irse.

-¿También ellos son tus amigos?

-¿Chino y los otros? Se podría decir.- Tomo su suéter y se despidió de mi con un beso en la frente.- Nos vemos enana.

-¡Tampoco soy tan enana!- Alce la voz para que me escuchara ya que ya había salido del taller.

Por un momento pensé que Armando estaba metido en algún lío, pero por alguna razón descarte la idea. No quería tener una imagen así de él, pero esta claro que tenía algún secreto y no era algo bueno. Pues mi hermano siempre me había dicho que los mecánicos estaban metidos en drogas y que eran un tipo de mafia.
Yo siempre negaba el pensar que mis compañeros eran así y por ende rechazaba las propuestas de ser policía, pues tenía un buen puesto en el taller y empezar desde cero en otro trabajo no me llamaba la atención.
Al cabo de unas 7 horas llego Armando, con algunos raspones en las rodillas y el los codos y una herida de bala -ya tratada- en el brazo.

-¿¡Pero que te paso!?- Pregunte con preocupación al verlo.

-Nada, problemas míos.- Respondió con total tranquilidad.

-¿Te asaltaron o algo?

-Que no... No es nada que preocuparse, ya esta arreglado.-Dijo para ir a tomar sus cosa para irse del taller pero le detuve con tan sólo cinco palabras.

-Se que tienes un secreto.- Dije.

-¿C-Cuál?- Pregunto con nerviosismo.

-No se cuál es exactamente, pero yo te dije casi toda mi vida, y que me ocultes cosas se siente feo.- Le deje ahí y me dirigí a terminar de arreglar un último coche para irme ya del taller. Antes de salir del taller Armando me detuvo.

-Te lo diré, pero mañana.


First Time [Nadando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora