Kacchako Week 2020

Día 3: Postres

- ¡Mierda ya te dije que no importa!

- ¡Es pastel es lo más importante de una fiesta!

- ¡Nosotros no tenemos que estar comprando un puto pastel!

- ¡Es nuestra responsabilidad!

- ¡Me vale una mierda!

- ¡No hubieras venido!

- ¡Tu me arrastraste hasta aquí maldita sea!

- Detesto a las parejas - comentó de mala gana el chico detrás de ellos en la fila

- ¡No somos pareja! - gritaron al unísono los dos aspirantes a héroe

- Bakugou-kun entre más rápido elijamos el pastel más rápido volveremos a la escuela - dijo Ochako cansada

- Esta bien. - le mostro una sonrisa falsa - Quiero un postre de limón que alcance para treinta personas aproximadamente - ordenó acercándose peligrosamente a la joven cajera que se sonrojo al instante

Uravity lo golpeo en el hombro. Se giro dispuesto a pelear pero se encontró a la pequeña ardilla con los brazos cruazados sobre su pecho y con una mirada desaprobatoria

- Primero, es un pastel para Aizawaa-sensei, es su cumpleaños ¿no te parecería mejor un pastel de chocolate? Segundo, no puedes acercarte así el rostro de una chica

- ¿Como que no puedo? - pregunto amenazante mientras acercaba su rostro lo suficiente para que sus narices chocasen

- Primero, es de mala educación y la puedes intimidar con tu cara de gruñon

- ¡¿Mi cara de que?!

- Segundo, solo puedes hacer eso con la chica que te guste

- ¡La chica que me guste ni que mierdas, yo hago lo que se me de la gana!

- Bakugou-kun no lo hagas - pidió con cansancio

Las parejas para encargarse de las preparaciones para el cumpleaños de su maestro habían sido elegidas al azar, realmente no le molestaba estar con Bakugou pero el chico podría llegar a ser agotador hasta cierto punto.

- ¿Estas tratando se darme órdenes, U-ra-ra-ka?

Su tono era amenazante pero la forma en la que pronunciaba su nombre con con tanta lentitud de alguna manera la llevaba a saborearlo muy dulcemente y al mismo tiempo a ponerla nerviosa, la distancia era mínima y su ceño fruncido siempre le daban un porte imponente.

- ¿Porque no puedes escuchar lo que los demás te dicen? ¿Te vas a morir por eso? - lo reto

- Mira quien habla, te dije que hago lo que quiero e insistes en que te obedezca como un perrito faldero igual que ese nerd de mierda

- Haz lo que quieras - respondió cansada

- Hago lo que quiero ¿que solo puedo acercarme así a la persona que me gusta? ¿Que más se supone que solo debo hacer con la persona que me gusta? - pregunto mientras encarnaba una ceja

- Besarse - respondió obvio con sus mejillas más sonrojadas de lo normal

- ¿Solo con la persona que me gusta? - pregunto desafiante

- Sí, solo lo puedes hacer con la persona que te gusta

- ¿Me estas volviendo a dar órdenes? - pregunto de mala gana - Creí que te dije que hacía lo que quiera

- Sabía que eras testarudo pero no mujeriego - se burló la chica

- Hago lo que quiero

De repente una sonrisa aterradora se dibujo en el rostro del rubio y en movimiento rápido unió sus labios con los de la chica. La sensación fue la más efímera e intensa que había sentido en su vida.