Día extra: Ángeles y demonios

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- ¡Uraraka-san escuche el rumor de que Nezu-sama te va a castigar!

Ochako lo miro de arriba abajo y hecha un manojo de nervios espero a que su mejor amigo recuperará el aire para que le explicara.

- Es por esa chica Toga Himiko que esta a tu cargo, llegó el reporte de que últimamente ha estado siendo visitada por un demonio

- ¿U-Un demonio? - sintió como todo su cuerpo temblo

- Deberías hacer un último intento con ella y si definitivamente pierdes su custodia como guardiana díselo a Nezu-sama

- Pe-Pero no creo que ella merezca que un demonio sea su guía, - murmuro mientras jugaba con sus dedos - se que ha cometido algunos errores pero no quiero rendirme con ella

- Uraraka-san tu corazón es gigante - le sonrió Izuku - pero debes dejar de hacerte responsable de los casos perdidos así nunca ascenderas a Arcángel

- Lo entiendo. Iré enseguida

- Suerte

Asintió y sin ganas de seguir la conversación abrió sus delicadas alas blancas para empezar a descender en camino a la tierra.

A cada Ángel se le encargaba una cantidad determinada de humanos a los cuales guiar sin embargo si tu humano no te escucha y se va por el mal camino tendrás que dejarlo al cuidado de un demonio.

Esa ley le parecía injusta, los seres celestiales estaban hechos para cuidar a los seres vivos que tanto amaba su Dios empero al más pequeño error eran abandonados y necesitaban de una gran cantidad de acciones buenas para redimirse. Un pequeño error los llevaba a la vulnerabilidad completa y al sufrimiento.

Aveces se preguntaba si lo Ángeles eran realmente buenos, siempre eran duros e inflexibles, para ella todos tenían derecho a equivocarse. Negó con la cabeza. Los humanos y los demonios se equivocaban, los Ángeles no. Lo que estaba bien, estaba bien y lo que no, no. Ella no era nadie para cuestionar un sistema de milenios.

Cuando llegó al lugar se encontró con una escena desagradable que le revolvió las entrañas. La muchacha se encontraba tarareando una dulce canción y una hermosa sonrisa decoraba su rostro mientras hundía una y otra vez el cuchillo en el pecho del pobre pájaro.

Se cubrió la boca para no gritar aunque no había nadie que la escuchará -al menos eso creía- pero fue un reflejo propio. Incredula ante lo que veía se cuestiono si aquella chica tendría salvación pero no quizo rendirse... nunca lo quería pero al final lo hacía. Siempre se repetía que la próxima vez sería diferente.

- Solo marchate, - escucho una voz tras el hermoso cerezo plantado en el jardín de la casa - esta rota por dentro y a ustedes no les gustan los humanos así

- Es tu culpa, - trato de sonar imponente pero su voz temblaba, no era buena tratando demonios - si no fuera por tí ella no tomaría esas desiciones - escucho una risa tras el árbol

- Porque ella tomó esas desiciones es que estoy aquí, esa perra ira al infierno

- ¡No! ¡Aún puedo hacer algo! - otra risa

- Para eso tendrías que ser una Virtud y uno de esos imbéciles no haría algo así por ella

- Yo...

Por fin aquel demonio se había dignado a darle la cara, lo que vió la hizo estremecer hasta el último de sus cabellos. Tenía una cabellera rubia ceniza y unos ojos rojos color la sangre que jamás podrían borrarse de su cabeza pero lo que más le sorprendía era las imponentes alas negras tras él.

- Solo rindete, Uraraka

- Eres tú... - logró pronunciar

- Lo mismo digo, - sonrió de lado - no entendía porque un Ángel era tan necio sobre ayudar en un alma descarriada - él se acercó con lentitud, tenía ganas de volar lejos de ahí pero por alguna razón la forma en que la miraba le parecía hipnotizante - normalmente para no meterse en problemas con los Tronos cuando no son capaces de guiar un humano lo dejan a su suerte en este mundo podrido

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⏰ Última actualización: Nov 03, 2020 ⏰

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