*Antes de empezar, la parte +18 sera escrita en cursiva por si no la quieren leer:) y perdon de antemano por lo largo que es este capitulo! Haha*
Narra Harry
El ruido producido por las maquinarias del Titanic hacían imposible cualquier tipo de comunicación con Zayn, la habitación era húmeda, pequeña y al parecer la única salida que tenía era una inestable escalerilla que nos dirigiría a aún más adentro de las entrañas del gran gigante de metal. Era seguro que ese piso era el "piso 0" del barco y cuando Zayn hizo un ademán para que bajaramos por aquella escalera dude un por unos segundos.
Analizando la situación teníamos dos alternativas: o bajábamos y nos adentrabamos más en el barco o abríamos la puerta y dejábamos que el sirviente del señor Miracles nos atrapara. Honestamente no tenía idea de lo que mi futuro suegro era capaz de hacer con nosotros si es que nos atrapaban y aunque me los imagino no conozco sus límites. Miré a Zayn y le asentí para hacerle entender que estaba de acuerdo con su plan. Él sonrió y se volteó para comenzar a bajar las escaleras con cuidado seguido por mí.
Los últimos escalones los salté para ganar tiempo y al caer sentí como el moreno agarraba de mi cintura suavemente para evitar que perdiera el equilibrio. Le iba a agradecer el gesto pero el ambiente que nos rodeó capturó la atención de ambos tan pronto como miramos a nuestro alrededor. El lugar era oscuro pero al mismo tiempo iluminado por el fuego que las maquinarias transmitían, estaba repleto de obreros que acarreaban consigo carretas llenas de carbón para lanzar a las máquinas quienes ponían en movimiento al gran barco. Parecía un mundo totalmente diferente al cual yo estaba acostumbrado a ver, mas no podía decir lo mismo de Zayn.
— ¿Qué hacen ustedes aquí? Vuelvan arriba —ordenó un obrero acercándose a nosotros con el rostro enojado. Yo tomé el antebrazo de Zayn reprimiendo una carcajada y comencé a correr con el moreno a rastras, no habíamos llegado tan lejos para que un desconocido nos obligara a terminar con nuestra fuga. — ¡No deberían estar aquí, puede ser peligroso! —gritó el hombre a nuestras espaldas más ni siquiera intentó detenernos, seguramente tenía mucho que hacer.
Mientras corríamos y reíamos llamábamos la atención de los demás trabajadores, quienes dejaban de hacer sus quehaceres para observarnos con curiosidad, intrigados por el hecho de que dos jóvenes pasajeros estuvieran escapando de un enemigo invisible como si no hubiera un mañana.
—¡Sigan trabajando! ¡Lo están haciendo increíble! —gritaba Zayn entre risas para que los obreros dejaran de mirarnos, estrategia que no resultó y al notarlo solté una carcajada divertida.
Después de correr entre los trabajadores y máquinas pudimos encontrar una puerta que parecía sacarnos de allí, el vapor ya me estaba mareando y a juzgar por su rostro él se sentía de la misma manera. Tomé la gran manilla de fierro para abrir la blanca puerta y cuando entramos sentimos el fresco y agradable aire golpear nuestros rostros, aliviandonos del sofocante ambiente.
— ¿Qué es esto? —preguntó mirando a su alrededor. Estaba lleno de cajas enormes aseguradas con redes hechas de soga, era la carga, objetos grandes que aprovechaban el viaje para ser transportados hacia otros lugares. Caminamos entre las las pilas de cajas mirando y buscando por algún escondite o por lo menos por un lugar que nos sintamos cómodos.
—Oh ¡Mira eso! —exclamé al ver el hermoso coche que se encontraba en el centro de la habitación, estacionado y siendo presentado como una obra de arte — ¿No es precioso? —pregunté acercándome al hermoso vehículo.
—Es increíble—dijo admirado llegando a mi lado. Me sorprendí cuando escuché como la puerta del lujoso coche se abría a mi lado—Señor ... — el moreno se encontraba haciendo una reverencia invitándome a subir, mi rostro se iluminó y le regalé una de esas sonrisas que él tanto disfrutaba.
