Estoy aquí sentada por última vez. Aquí en el banco en el que nos besamos por primera vez en aquella madrugada de verano, con ese calor abrasador. Estoy sintiendo de nuevo ese nerviosismo por estar cerca de ti, aunque tú ahora mismo estás a miles de kilómetros de distancia. También parece que vuelvo a sentir tus labios rozando los míos... y me río recordando lo mal que besas, pero aun así echo de menos esos besos llenos de babas, inseguridad y falta de experiencia.
Si alguien me observase ahora mismo llamaría a emergencias seguramente, pues mis lágrimas y mis risas se mezclan con los recuerdos de todos estos años. Años en los que me ilusionaste, enamoraste y sobre todo en los que derribaste todas mis barreras hasta que solamente fui tuya.
Ahora todo se ha acabado. Hoy será la última vez que me siente en este banco, que quite las sábanas de nuestra cama y que beba en esa taza que tú mismo me hiciste. Ojalá con el día de hoy todos nuestros recuerdos se esfumen junto con todos tus malditos regalos...pero se que no será así. Se que día a día deberé convivir con ellos como prueba de lo estúpida que fui al creer en tus palabras y no en mi intuición.
¿Pero sabes qué es lo peor? Que te odio y te quiero al mismo tiempo. Que siento que me muero sin ti y siento que estaría muerta si volvieras a mí. Que todo esto sabía que iba a pasar porque el primer amor siempre se vuelve un simple recuerdo lejano.
Para ti yo fui tu primera, mientras que yo soñaba que tú serías mi último. Ese fue mi error. También fue mi error no dejarte cuando hasta tus amigos me dijeron que me pondrías los cuernos, cuando ellos me miraban con pena y tú desviabas la mirada, cuando yo no solo dejé de ser tu prioridad, sino que incluso dejé de ser tu elección...
Aunque de algo estoy bastante segura y es de que yo no tengo la culpa de como lo dejamos. Eso, querido mío, es todo culpa tuya y deberías mirártelo porque fue un ghosting en toda regla y no me lo merecía ni yo ni ninguna de las futuras personas a las que tanto dices que vas a amar.
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Pensándolo bien, gracias. Porque gracias a lo cabrón que fuiste en nuestra ruptura y lo mal que lo pasé, ahora me doy cuenta de que jamás podré volverme a enamorar de ti porque ya es innecesaria tu presencia en mi vida.