Chaper 7

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-Si, Noah, tu, Finn y yo.

-¿Quién es Finn?—inquirí, medio confundida.

-Su hermano.

De pronto recordé la conversación que ella había tenido con Noah anoche y que había mencionado a un Finn como su hermano.

-Oh—musité. Me encantaría—sonreí, amable.

-¡Le dire a Noah para que organicemos todo!- me abrazo de nuevo, dando brinquitos como una niña pequeña.

Así era Millie; dulce, tierna, cariñosa, frágil y entusiasta, era una niña pequeña encerrada en el cuerpo de una persona adulta de veintiún años.

-Oye— musité, cambiando repentinamente de tema—, quiero ir al tan famoso puente de los suspiros, quizá pueda tomar algunas fotografías.

-Il ponte dei sospiri. ¿Y para qué quieres ir allí? No es la gran cosa—dijo— más bien deberías ir a la plaza de San Marcos, muchos toman sus fotografías allí.

-Lo se, pero no quiero algo común. Ya me conoces—me encogí de hombros.

-Bueno, también podrías ir al Palazzo Ducale, le podrías tomar bellas fotos.

-¿Al que? ¿Millie, te molestaría hablarme en español?

Ella rio.

-Al palacio del Duque.

-Gracias.¿Me llevarías al puente de los suspiros?
Puso los ojos en blanco ante mi insistencia.

-Esta bien. Te llevaré mañana.

-Gracias, Millie. Eres la mejor—y fui yo quien empezó el abrazo ahora.

Seguimos caminando por las calles de Venecia, mirando casi todas las tiendas de ropa que allí había. Comimos en un pequeño restaurante y luego llegamos cansadísimas al departamento.

Eran las siete de la tarde con treinta minutos cuando llamaron la puerta.

-¡Es Noah!—anuncio emocionada Millie y se levantó como rayo dando grandes zancadas hacia la puerta.

Dirigí mi vista hasta allá, desviándola del televisor, anhelante de ver el rostro perfecto.

-Amor—Millie se lanzó a sus brazos en cuanto la figura de su novio se miró, y él la recibió cálidamente.

La fierecilla se removió incómoda.

-Ven, pasa.

Desvíe mi mirada de nuevo al televisor queriendo aparentar que no lo había despegado de allí.

-____, hola—mi nombre en su voz era tan melodioso y diferente al resto de voces que habían puesto en su sonido mi nombre; lo hacía parecer bello, único.

Me giré para mirarlo

-Hola, Noah—le sonreí.

-¿Cómo va tu primer día en Venecia? Preguntó.

-Cansado—reí al recordar que había usado el mismo adjetivo cuando él me había preguntando acerca del vuelo.

Creo que él también se acordó, porque rio de la misma manera que yo.

-Ojalá los demás no sean siempre así—comentó y sonrió, luego miró a Millie para establecer una conversación con ella.

Entonces yo me giré de nuevo, pero a decir verdad, estaba más al pendiente de su conversación que del programa italiano que se proyectaba en la televisión.

-¿Estás nerviosa, cielo?—le preguntó a Millie.

-¿Sobre qué?—inquieto ella. Confundida.

-Sobre tu entrevista de trabajo, mañana.

-¿Mañana es siete?—la voz de Millie sonó alarmada—¡Dios, lo olvide!

Entonces me giré de nuevo para mirar.

-¿Tienes una entrevista de trabajo?—pregunté, realmente emocionada.

-Si y...¡oh!— se quedó en silencio durante unos segundos—¡Lo siento! ¡Lo siento, lo siento, lo siento!— se acercó a mi— Es que no recordaba lo de la entrevista, perdóname.

Tarde un segundo en comprender por qué me pedía disculpas.

-Oh, Millie, no. No te preocupes, nena—le sonreí— iremos otros día a visitar el puente.

-¿No estás enojada?

-¿Yo? Para nada, al contrario. ¿De que es el trabajo que solicitaste?

-Enfermería en el hospital de la Isla de Torcello. ¡Tengo una idea!— dijo de pronto, cómo si la primera parte no importara demasiado, se giró a mirar a su novio—. Amor, ¿podrías tú llevar a _____ a Il ponte dei suspiri?

Los ojos se me abrieron de para en par ante la sorpresa y luego mire el rostro de Noah, tan bello como el de un ángel. Él también me miraba con sus ojos cafés verdosos.

El manual de lo prohibido||Noah Schnapp y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora