CAPÍTULO 3

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Habían pasado diez minutos desde que Klaus se había sentado en una de las mesas casi en el fondo del establecimiento, tomaba un trago de cerveza mientras pensaba en lo estúpida que había sido la chica (cuyo nombre aún no sabía) al elegir el sombrío bosque sobre él.

Cuando una extraña mezcla de ruido hizo que volteara a la puerta, era ella, la chica lucía molesta y un poco asustada, hasta que se encontró con sus ojos entre aliviada y enojada.

-Puedo ayudarte preciosa-Le dijo un hombre que se encontraba bebiendo mientras la miraba lascivamente, vio como Caroline se esforzaba por caminar lo más rápido posible hasta donde estaba él, el original podría ser orgulloso pero siempre sería un caballero, así que se acercó rápidamente a la chica que se esforzaba a pesar del tobillo lastimado.

Al llegar a su lado le echó una mirada al hombre interesado en la chica que hizo que se diera la vuelta y siguiera a lo suyo.

-¿Me permite?-Dijo ofreciendo su brazo, Caroline lo miraba indiferente aunque agradecida, lentamente entrelazó su brazo con el de él y le permitió guiarla hasta la mesa en la que hace unos instantes estaba él pensando en ella.

-Creo que estás mejor-Le dijo a la chica mientras le daba otro sorbo a su cerveza-Lucía cansada y muy enojada, Klaus llegó incluso a pensar que si las miradas tuvieran filo, el ya estaría hecho trizas-Pediré algo de comer-Le dijo y ella no dijo ni expresó nada-Bien-Dijo con un suspiro, resignado a que la chica no iba a contestarle.

A los pocos minutos estaban dos tazones de guisado de borrego con arroz, olía tan bien y hacía tanto que Caroline no comía algo, miró al hombre desconocido frente a ella y vio como rápidamente comía, ¿Qué más da?-Pensó y se dispuso a probar el platillo, en cuanto probo la deliciosa carne en conjunto con las especies y el arroz no pudo parar de comer, lo intentaba, pero no podía comer más despacio.

Notó como el hombre frente a ella la observaba con un deje de ... ¿lastima?-Caroline se sintió terriblemente avergonzada y se limpió la boca con sus manos que después limpió con el vestido ya sucio.

Después de comer se dirigieron al hombre que al parecer se encargaba de rentar los cuartos, no tuvieron suerte, estaban ocupados todos.

-Toma-Le dijo la chica

Klaus volteó a ver a la chica, en sus manos habían unas cuantas monedas, la miró extrañado

-Por la comida-Dijo ésta

-No es necesario

-Insisto-Dijo con indiferencia mientras lo veía a los ojos

-De verdad, escucha, para mí no es nada- Realmente no era nada para un lord como él, un lord de alto rango e hijo de un rey, pero ella no lo sabía.

Caroline pareció no estar de acuerdo pero lo volvió a guardar en el bolsillo interno de su sucio vestido-Bien, cuando pueda irme necesitaré cada centavo-Pensó mientras guardaba las pocas monedas que había sacado las cuales ni siquiera lograban completar su consumo.

...

Pasaron dos horas en su "vehículo", Caroline en la carreta mirando al desconocido que cabalgaba frente a ella, dio una leve mirada a su tobillo inflamado, aunque ya menos, había tenido suerte y no se había roto nada, suspiro fatigada debido al sueño, se estaba haciendo cada vez más oscuro y cada vez habían menos personas por el camino, al parecer iba a haber algún tipo de festival en una aldea cercana por lo que la mayoría de las posadas estaban llenas, Klaus preguntó en una más pero le dijeron lo mismo, no había habitaciones disponibles.

-Bien, creo que tendremos que dormir en el bosque-Le dijo a la chica que lo miraba con detenimiento-Yo me quedaré de guardia ésta noche-Dijo mientras volvía la vista al camino y los encaminaba a una parte dentro del bosque en donde pudieran descansar, al menos ya habían comido algo, pensó.

Se bajó del caballo y encaminó a su fiel compañero que a su vez acarreaba a la chica, hacia debajo de un buen árbol, pensó que al menos así podrían descansar un poco hasta que amaneciera y siguieran su camino.

*POV CAROLINE*

Veo como el hombre desconocido nos encamina dentro del bosque y no puedo evitar pensar en si no es una artimaña para hacerme daño y que nadie me escuche en medio de la noche, en el bosque, sujeto con fuerza la roca puntiaguda que cogí del suelo antes de llegar al establecimiento en donde comimos horas antes, siento el frío de la roca y como se siente dentro de mi mano, aunque algo no tenía sentido, me había alimentado, me ayudó.. en el camino y ni si quiera me había mirado por más de unos segundos..

Me concentré en el camino por sí tendría que correr, o al menos intentarlo, saber hacia dónde estaba la aldea que acababan de dejar atrás. Me empecé a poner nerviosa cuando vi que por fin paramos, ató al caballo en el árbol más cercano asegurándose de darle el suficiente espacio para que pudiese echarse y caminar un poco.

Me miró y noté que el a su vez notó lo nerviosa que estaba y lo más alejada que podía estar de él, mi mano aún en esa fría roca, sólo frunció el ceño mientras se quitaba la capa y la extendía en el suelo, había dicho que dormiría en el suelo, lo que significaba que yo tenía la carreta para mi sola.

Pasaron unos cuantos minutos hasta que sentí la mano entumida por el esfuerzo de apretar la roca tan fuerte, la guarde en el mismo compartimiento secreto dentro de mi vestido junto a las pocas monedas que poseía.

Giré un poco la cabeza y lo vi tumbado medio sentado sobre el árbol y su caballo echado junto a él, parecía pensativo, con el ceño fruncido, totalmente perdido, hasta que pareció notar su mirada y volteo, Caroline apenas lo miró se giró de nuevo.

Pasaron unos minutos en los que me concentré sólo en los ruiditos del bosque, el viento, ahora más fresco que hacía unas horas, otoño- el otoño siempre le había parecido hermoso- noté como algunas hojas del árbol frente a la carreta se habían acomodado, tomé una entre mis manos y la observe mientras pensaba concentrada en mis opciones, mientras más pensaba más me daba cuenta de las pocas o nulas opciones que tenía.

-¿Cómo te llamas?-Me sobresalté un poco, estaba tan ensimismada en mis pensamientos que me tomó por sorpresa, creía que ya estaría dormido-Estaba aún sentada y con las piernas estiradas en la carreta-Alcé la cabeza para mirarlo, apenas y podía ver sus rasgos, sólo veía los que la luz de la luna me dejaban ver, no contesté, no por miedo, sólo porque no me nació que conociera mi nombre, no cuando en unos días, tal vez horas me encontraría mejor y me iría, así que giré mi atención hacia la hoja que tenía entre las manos.

-Ya, no recordaba que no hablabas-Dijo solamente-Buenas noches-Dijo mientras se tumbó completamente sobre la capa, aunque no pensó que hubiera dicho eso porque pensaba dormir, había dicho que haría guardia.

Por un momento me quedé mirando la luna y como la luz se metía entre la rama de los arboles semidesnudos a mi alrededor, me recosté un poco sobre la carreta que hizo algo de ruido cuando me moví sobre ella, aún con la hoja entre mis manos, un recuerdo, de mis hermanos, de los dos bebés entre mis brazos el día en que nacieron, cómo nuestra madre no les quiso dar pecho, como yo tenía que comprar leche a una nodriza en la aldea, en el mercado en el que iba a vender lo necesario para alimentarlos a todos, una especie de furia se extendió sobre todo mi cuerpo, los odiaba, los odiaba a los dos, pero más a su madre por permitir lo que había pasado, no tardé en darme cuenta que había empezado a llorar cuando noté las lágrimas sobre mi mejilla, frías por la combinación del ambiente y el viento, así que me tumbé en carreta en con las rodillas abrazadas sobre mi pecho y lloré, lloré en silencio y recé por que el hombre tumbado al lado de la carreta no lo notara.

No sé si fue por la emoción, por el llanto contenido o por los días seguidos de fatiga, pero me quedé dormida, poco a poco, aunque intentaba no cerrar los ojos, simplemente mi cuerpo sucumbió a lo que más necesitaba en esos momentos, dormir.

𝑩𝑬𝑳𝑰𝑬𝑽𝑬𝑹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora