CAPÍTULO 13

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Esa noche en particular, a Caroline le parecía imposible dormir, cada vez que cerraba los ojos, el rostro preocupado de Elena aparecía y no se iba por más que la chica lo intentara.

Decidió levantarse e ir por un vaso de agua a la cocina, al abrir la puerta, un leve crujido de ésta hizo que el poco sueño que tenía se esfumara, llevaba una vela entre sus manos que le proporcionaba luz además de calor, algo que agradecía por el frío que empezaba a colarse por las fechas.

Al bajar silenciosamente le pareció ver una leve sombra en la cocina, descartó que fuera alguien adulto por el tamaño, apagó la luz de la vela antes de que la viera y la observó a la distancia, era la pequeña pelirroja.

La observó abrir las puertas de la alacena con solo el movimiento de sus manos, Caroline se quedó paralizada a la distancia, a pesar de saber de la existencia de la magia, para ella aún era algo nuevo y sorprendente, sobre todo, porque al pensar en una bruja se le venía a la cabeza alguien mayor, no una niña.

Siguió viendo a la pequeña meter algunas cosas dentro del pequeño costal que llevaba sin dificultad, sin duda llevaba rato haciéndolo, conocía bien el lugar de las cosas, algo que hasta para ella llegó a ser confuso al principio.

Notó como la niña movió un frasco haciendo que otro al lado se cayera, Caroline reprimió un suspiro pero vio como la niña con maestría y casi sin inmutarse movía la mano apuntando hacia el frasco, que inmediatamente detuvo su caída para después atraerlo hacia su mano, al hacerlo, se dio cuenta de que era observada, su mirada cambió de una despreocupada a una visiblemente afectada.

Caroline colocó sus manos al frente como diciendo "Cálmate", la pequeña la miró, volteo hacia los lados intentando irse pero Caroline ya había avanzado hacia ella, la expresión de la niña ahora era de miedo, miedo al haber sido atrapada.

Caroline se acercó a pasos ligeros y lentos cuidando de no asustarla, abrió unas puertitas y sacó un pedazo de pan sazonado que había preparado Mary para la cena, miró a la niña a los ojos, que ahora se encontraba reprimiendo las lágrimas, a Caroline se le encogió el corazón y acercó el trozo de pan a la pequeña, que lo miró un rato y después lo tomó, Caroline asintió y la niña se permitió darle una mordida, después otra, hasta que se lo terminó.

Colocó unas piezas más en su costal ante la atenta mirada de la niña.

-¿Cómo te llamas?—Le dijo dulcemente.

La niña pareció pensárselo unos segundos.

-Hope...

-¿Tus padres saben que estas aquí?—Vio como la niña abría la boca para contestar algo cuando escuchó unos pasos tras de sí, al voltear, no había rastro de la niña, se levantó del suelo, ya que había quedado en cuclillas al intentar quedar a la altura de la niña y volteo a ver quién las había interrumpido.

-Parece que viste un fantasma—Dijo mientras seguía bajando la escalera, a lo lejos notó como cojeaba un poco de su pierna.

-Ya—Dijo la chica levantándose completamente, aún algo afectada por lo que había visto hacía unos segundos— ¿Necesitas ayuda...?

-No, pero agradezco sus atenciones—Dijo Klaus ahora quedando cerca de ella, bromeando al utilizar de nuevo aquel tono formal—Vine por algo de agua, no podía dormir—Siguió mientras tomaba un vaso.

-Te entiendo—Dijo la chica suspirando mientras se recargaba sobre la cómoda de la cocina, observando al hombre que le ofreció un vaso también con la mirada, ella asintió y le agradeció cuando posó el vaso en sus manos, al hacerlo, sus dedos se tocaron, solo un segundo, solo un instante que a los dos, les pareció eterno, ambos carraspearon a la vez que tomaban un sorbo de agua.

𝑩𝑬𝑳𝑰𝑬𝑽𝑬𝑹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora