CAPÍTULO 10

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*POV CAROLINE*

Desde hacía dos días que me dedicaba a mirar por los pasillos en busca de la pequeña ladrona de manzanas, así la había llamado en mi cabeza desde aquella vez, no la había visto de nuevo, es decir, nunca la había visto tomar algo pero estaba casi segura de que aquella pequeña risueña con su gran cabello rojizo era la culpable de la desaparición de algunos artículos de la alacena, Mary no tardó en extrañarse pero entre todas sus ocupaciones no se preocupó demasiado al respecto y yo lo agradecí.

-Bien Caroline, ya está listo el desayuno del señor... Klaus-Dijo Mary, yo fruncí el ceño y tomé la bandeja, suspiré y me armé de valor, no lo había visto desde el día anterior, desde... desde haberle gritado y decirle que soy una analfabeta.

Caminé con la bandeja en mis manos hacia afuera, era un día hermoso, no hacía frío pero tampoco calor, había una agradable brisa pero no lo suficiente para molestar y hacer que tu cabello se estampé en tu rostro.

Caminando lo miré de lejos, estaba ensimismado mirando un de sus estúpidos y hermosos libros hasta que me escuchó llegar, yo no lo miré, no me sentía avergonzada, me sentía molesta, ni si quiera lo miré mientras mantuve mi cabeza alzada.

Dejé la bandeja en la silla de al lado y cuando me iba a girar noté que me tomó de la mano, voltee y la quité mirándolo con el ceño fruncido, el solo tomo un libro, el mismo libro que había querido presarme el día anterior y me lo puso en la mano

-¿Te burlas de mí?-No podía creer que después de haberle confesado lo que le confesé tuviera la decencia de burlarse de mí, entregándome un libro que sabía perfectamente que no podía leer, de reojo vi como Marcel estaba a unos metros regando unas plantas, sabía que no nos escuchaba pero no quería volver a reaccionar como lo había hecho el día anterior

-Jamás lo haría-Dijo sin despegar un ojo de su libro dejando el otro en mi mano

-No soy estúpida-Le dije lo más firme y a volumen estándar que pude

-Lo se

-¿Si no te estás burlando de mí porqué me entregas un libro que sabes que no podré leer?-Le dije molesta

-Porque voy a enseñarte a leer

...

Estúpido, estúpido, estúpido

"Porque voy a enseñarte a leer", agradecí que después de haberme dicho eso Mary me habló para que le ayudara con unas bolsas, gracias a ello no exploté a decirle que no quiero su caridad, había sobrevivido, sí, sobrevivido todos estos años sin saber leer, sin depender de nadie ni nada y viviendo al día, no, no necesitaba nada de él.

-Cariño, ¿todo bien?

-Sí, yo.. Estaba acomodando la harina-Dije y me di cuenta del polvo blanco en el suelo, lo había apretado demasiado fuerte que lo había rasgado con mis uñas-Yo lo limpiaré-Dije con una sonrisa, Mary solo asintió mirándome extrañada pero se fue, suspiré, miré por la ventana y lo vi, no estaba mirando a su libro, sino que miraba directamente a la cocina, a mí, inmediatamente en cuando lo miré volvió a colocar su mirada en su libro

...

Esa noche me las arreglé para no llevarle la cena a Klaus, Mary dijo que hacía mucho que no charlaba con su amigo y yo amablemente le sugerí que podía acompañarme a la hora de la cena sabiendo que diría algo como "Tonterías, no se necesitan dos para llevar una bandeja" y lo haría ella.

Esa noche me habían comentado que debido a los preparativos para la celebración del inicio del otoño una nueva persona iba a llegar a la posada para ayudar con los preparativos... esperaba que fuera alguien que trabajara con Marcel, no me gustaba la idea de tener a alguien conmigo pisándome los talones o con quien tuviera que charlar o lo que sea, estaba bien así e intenté decirle a Mary... claro que no lo hice con palabras y una mueca dijo todo lo que pensaba al respecto ganándome una reprimenda de la mujer entre regaño y diversión.

𝑩𝑬𝑳𝑰𝑬𝑽𝑬𝑹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora