La Shelby.

Parte XVI

Ollie estacionó el carro, todo pasaba demasiado rápido, mientras bajaba otro automóvil se estacionó en frente, Thomas Shelby salió de él de un salto, como un felino que escapa de los perros de la calle, me observó pálido.

– ¿Ella está viva? – Cuestionó acercándose a mí con el alma en un hilo, me encogí de hombros, echando una mirada al par que se bajaba del auto donde él venía – ¿Están aquí? ¿Fifika y Sam están aquí?

La puerta de mi casa se abrió presentando a Fifika Shelby con el rostro rojo, al principio apenas pudo dar un par de pasos y luego se lanzó corriendo a los brazos de Thomas tomándole las mejillas, no dijo absolutamente nada más que una sonrisa que asentía frenéticamente, Tommy se cubrió el rostro y estrechó a su hermana con fuerza besándola en la frente.

– ¿Puedo verla?

– Pregunto por ti – Gimió Fifika alejándose para limpiarse el rostro de lágrimas.

– Con permiso Alfie.

– Es tu casa, viejo – Se alejó corriendo para meterse en la casona.

– Me alegro inmensamente señorita Fifika – Los otros dos hombres que acompañaban a Shelby se acercaron a la gitana, pestañeé largamente al encontrarlos idénticos.

– Alfie, ellos son los hermanos Mcfarlane, son nuestros nuevos socios – Nos presentó observandome alegremente – Señores Mcfarlane, él es Alfie Solomons, también un socio nuestro, y buen amigo de la familia.

– Un placer – Ambos me saludaron con el semblante tatuado bastante serio, pero era evidente que estaban más interesados en hablar con Fifika, en especial uno de ellos.

Me acerqué a la casa sonriéndole a Fifika para verlos hablar un rato antes de que ella se despidiera despachándolos y volviendo a mí para cerrar las puertas.

– Alfie, quiero agradecerle por todo – Me tomó la mano con los ojos destellantes, y una sonrisa imborrable.

– Oh Fifika, me encantaría haber sido el héroe de esta historia pero no logré hacer mucho.

– Sus hombres interceptaron al automóvil que se la llevaba, bajo sus órdenes, me regresó a mi Samy – Me encogí de hombros observándola detenidamente, estaba deslumbrante, aún más hermosa que la noche anterior sus ojos cristalinos se deslizaron por mi rostro posándose en mi boca por un par de segundos efímeros ¿era esa mi oportunidad? ¿Estaría aprovechándome de sus sentimientos revueltos?

– Fifika yo, quisiera hablarle acerca de mis pretensiones con usted pero creo que no es el momento considerando todo lo que ha sucedido las últimas horas – Me sonrió, colocando su mano sobre mi barba para acariciar con suavidad al tiempo en que se paraba de puntillas para poner sus labios sobre los míos, su beso fue natural, casi como si estuviera saludándome luego de despertarse por la mañana, moví mi boca sobre la suya atrapando la pequeña cintura para agarrar proximidad.

Era hermosa, suave, y tibia.

Thomas Shelby.

Polly había llorado a mares al ver a Samira, dos años habían pasado y era una niña completamente diferente, las mujeres de la familia habían permanecido arrodilladas ahogadas en llanto cuando mi sobrina apareció en la casona, John y Arthur no se quedaron atrás, pensé que Arthur moriría por la forma en la que lloraba, ninguno de nosotros comprendía bien qué era exactamente lo que había sucedido con nuestra Samira pero estaba en casa con nosotros y eso era suficiente.

Todos estábamos reunidos en la oficina, Fifika permanecía sentada frente a mi, su rostro se veía duro, severo, pero sus ojos emitían una suavidad contradictoria.