ONE SHOTS R∅CKER∅S Y MET∆LER∅S

❣️ Honey, don't let me 🌾

P. Duff Mckagan
Advertencia: triste

     Recuerdo esa día en 1988. Llegué a la tienda de guitarras con la respiración agitada por haber bajado del taxi y haber corrido hasta esta tienda.

     - Hola, ¿Estás bien? - pregunté cuando llegué junto a mi amiga, Bella me había llamado hace veinte minutos con voz temblorosa, pero por el tráfico por la zona me había atrasado - ¿Qué pasó?

     - Hace unos minutos vinieron unos tipos y asaltaron la tienda - las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos - quisieron abusar de mí y de mi compañera - dijo soltando el llanto y se abalanzó a mis brazos, me abrazaba fuerte, sentía cómo su cuerpo temblaba aún de miedo al igual que su voz.

     Miré al frente y su compañera estaba en la misma condición, pero ésta se encontraba con un chico de cabello largo y rubio que parecía teñido arrodillado junto a ella, de seguro tratando de consolarla.

     - ____, tengo miedo - traté de consolarla acariciando su espalda y susurrando cosas como: ya pasó, no volverán, ya se encargará la policía.

     - El chico de allá evitó que nos violaran - susurró y miré al chico quien se levantó, así pude apreciar su gran altura, claro que a lo mejor eso pudo haber intimidado a los asaltantes, pero su cuerpo era muy delgado.

     - Tranquila Bell, voy a hablar con él, ¿Okay? - ella asintió, se separó de mí con dificultad ya que no quería que me alejara, solo le dije que estaría bien y me dirigí al chico se gran estatura, que al verme sonrió de lado - hola.

     - Hola - dijo casi en un susurro mientras su sonrisa se agrandaba más - Duff... Duff Mckagan - se presentó extendiéndome una mano.

     - ____ Bryson - estreché mis mano con la suya y crucé mis brazos - gracias por proteger a mi amiga y a su compañera.

     - No hay de qué, la policía llegó y dijo que se encargaría del robo y de los ladrones.

     - ¿Qué pasó exactamente? - pregunté mirando el lugar que estaba echo un desastre.

     - Solo vine por una púa porque la mía se me perdió, escuché todo el ruido de que estaban tirando todo, luego gritaron: quítence la ropa, entonces entré de inmediato, tenían armas, así que solo les di todo mi dinero con tal de que las dejaran, fue cuando se escuchó la sirena de la policía y se fueron - rio bajo - ahora no tengo para volver a mi casa.

     - Oh, si quieres puedo prestarte, es lo menos que puedo hacer por ayudarlas - saqué diez dólares, pero él me rechazó amablemente.

     - No gracias, no te preocupes, podría irme caminando, gracias - me miró como pensativo - pero podrías darme tu número de teléfono y quedaríamos a mano - alzó ambas cejas de forma graciosa, provocándome una corta risa.

     - Está bien Duff, aunque está semana estaré con mi amiga por lo que ha pasado.

     - Lo entiendo.

     Le dí mi número de teléfono; aunque me había rechazado el dinero aun así se lo di, nos despedimos, cerré el local de guitarras y nos fuimos a casa.

     Pasó una semana y dos días, el chico seguía sin marcarme, sinceramente me sentí desilucionada, pero decidí fingir como si nunca hubiera conocido a aquél chicos guapo de ojos azules y de alta estatura, aunque su sonrisa se me había grabado y no podría olvidarla.

     Pasó dos semanas más, hasta que por el azar, el destino o coincidencia, como quieran llamarlo, un día viernes lo pude ver otra vez.

      - ____, dile que es hamburguesa - dijo mi amiga frunciendo los labios como si fuera una niña pequeña.