Capítulo 5: Miras

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El día más feliz de la semana para Yuqi fue cuando Lucas la llamo para avisarle de que Soyeon volvía de Corea aquel mismo fin de semana. Se puso incluso más contenta que cuando de pequeña le regalaron su primer diario para escribir historias. Parecía haber olvidado la conversación con su hermana, pues no fue consciente de que su comportamiento para con la llegada de la rubia parecía el de una chica enamorada. Shuhua no se lo comentó directamente, pero estaba convencida de los sentimientos de su hermana. Ahora que lo había observado con sus propios ojos ya no le quedaban dudas. Yuqi, sin embargo, prefería obviar a sus propios sentimientos. Ella nunca se había considerado una chica que se enamorara en poco tiempo, dado que, por ejemplo, con Lucas le había costado un par de veces saber que quería estar con él. Por ello, le costaba verse a sí misma gustándole una persona a tan poco tiempo de conocerse. Shuhua, sin embargo, era una persona bastante enamoradiza y amante del romance, por lo que era fácil para ella ver los sentimientos de su hermana.

El mismo sábado que llegó Soyeon,  la rubia se presentó en casa de Yuqi para invitarla a comer en un restaurante que le había recomendado a uno de sus socios. Sin haber avisado antes a la pelirroja, más que preguntarle si se iba a ir de su casa aquel día y, ante una respuesta negativa, un taxi se paró en su puerta poco después del mediodía. La rubia bajó de este y tocó a la puerta, que acabó abriendo Shuhua.

- Buenas tardes. Vengo a recoger a Yuqi. Soy... - pero la morena no la dejó continuar.

- Tú debes de ser Soyeon. Encantada de conocerte. - extendió su mano para que la rubia la estrechara. - Soy Shuhua, la hermana pequeña de Yuqi. Me ha hablado mucho de ti.

- ¿En serio? - la morena no pudo contestar, pues su hermana había aparecido a su espalda.

- Shuhua, a ver qué dices de mí. Hola Soyeon. - sonrió la pelirroja, a lo que también respondió la más bajita.

- No le he dicho nada malo. Ha venido a recogerte, por cierto. - Shuhua le guiñó un ojo a su hermana y salió de la escena para dejarlas solas.

- ¿De verdad? No sabía ni que estabas en el país, menos que hubiéramos quedado. - se extrañó la pelirroja.

- Y no lo sabías. Pero acabo de bajar del avión y me preguntaba si querías venir conmigo a comer y dar una vuelta por ahí. ¿Te apetece? - Yuqi iba a responder de manera afirmativa, pero alguien lo hizo por ella.

- ¡Le apetece! - gritó Shuhua desde el salón. Yuqi quería matarla, pero Soyeon solo rio ante aquello.

- Ya han respondido por mí. Dame diez minutos y estoy. - Soyeon asintió y, como había prometido, Yuqi apareció diez minutos después lista para que se fueran. - Y bien, ¿a dónde me llevas? - preguntó la pelirroja.

- Vamos no muy lejos de aquí. Prometo que te va a gustar el sitio. Y, si no, demando a quien me lo ha recomendado. - ambas rieron ante aquello.

Las bromas se sucedieron en el camino y durante la comida en el restaurante. Al final, Soyeon no tuvo que demandar a nadie, pues el sitio acabó siendo muy del agrado de ambas. Tanto que la pobre Yuqi decía ir rodando de la cantidad de comida que había ingerido en el lugar. Soyeon pagó la cuenta una vez más, aunque Yuqi no quisiera, dando como razón que ella había sido la del plan y que debía pagar ella. A la pelirroja no le quedó más remedio que aceptar aquello.

A continuación, se pusieron a caminar sin rumbo fijo, hasta pararse en un banco de un parque que parecía bastante tranquilo. Yuqi quería preguntarle por lo que Soyeon había hecho en Corea, pero no sé atrevía dado cómo se había puesto la chica la última vez que se habían visto sobre el tema y no quería matar el ambiente que se había creado entre ellas aquel día. Sin embargo, para su sorpresa, fue la rubia la que sacó el tema.

- Necesitaba esto. Descansar un poco de la vida que tengo en Corea, de no hacer otra cosa que estar tranquila y feliz por un día. ¿Sabes? Preparar la boda está siendo lo más agotador que he hecho en mi vida. Y yo tuve que coger un vuelo de 15 horas de Seúl a Nueva York para volver solo cinco horas después a casa. Eso sí que fue mortal. - como Soyeon empezó a reír, Yuqi imitó su acción hasta que la más bajita se detuvo. - Pero esto está siendo un verdadero suplicio, de verdad. Mi madre está más insoportable que nunca. Parece que se case ella y no yo y me está volviendo completamente majara. No sé su voy a llegar al día de la boda.

- ¿No hay manera de que consigas parar la boda? ¿Por qué tus padres te quieren ver infeliz sabiendo que esto no ha sido idea tuya? - se atrevió a preguntar la pelirroja.

- Porque los negocios y el quedar bien son mucho más importantes para mi madre. Y mi padre está tan acobardado por ella que prefiere darle la razón en todo, además de que sabe que la unión puede favorecer mucho a nuestra compañía. Así que intenta que yo no lo pase mal del todo, pero no se termina de enfrentar a mi madre. Por ello no me queda otra que aguantar como sea. A lo mejor en unos años me puedo divorciar.

- No deberías casarte si no quieres. Nadie debería tener que hacer algo que no quiere, solo por el simple hecho de que tus padres sean los que te quieren dirigir la vida. Entiendo que no estás en una posición muy fácil como para que yo hable sin saber, pero me da rabia. Ojalá todo fuera diferente. - y se giró a mirarla.

- Sí, ojalá todo fuera diferente. - Soyeon se quedó mirándola también.

El tiempo se detuvo para ambas. Ninguna podía apartar los ojos de la otra, pero tampoco querían hacerlo. Estaban perdidas en un océano demasiado profundo y, a la vez, acogedor. Se sentía demasiado bien mirarse de aquella manera. Estaban tan perdidas en sus ojos que no se dieron cuenta de que sus rostros se habían juntado demasiado, hasta que una llamada al teléfono de Yuqi las trajo de vuelta a la realidad y descubrieron la posición en la que se encontraban.

Después de contestar a Lucas, Yuqi decidió que era mejor volver a casa sola en taxi, el cual pagaría ella, y se despidió de manera demasiado rápida y distante de Soyeon. Una vez dentro del vehículo, se llevó las manos a la cabeza. ¿Qué había estado a punto de hacer?

Hasta que llegaste tú - YUYEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora