Capítulo 6: Lloras

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Yuqi no durmió mucho aquella noche. No paraba de penar en lo que casi había pasado con Soyeon y aquello no le permitía conciliar el sueño. Ya no había manera de esconder o de tratar de negarse a sí misma que la rubia le gustaba. Mucho. Más de lo que lo habían hecho otras personas antes. Y había querido que la besara en aquel momento. Habría cometido una estupidez porque, al fin y al cabo, seguía teniendo pareja. No podía engañar a Lucas por mucho que le gustara otra persona. No era justo para él. Pero ¿qué sentía Soyeon hacia ella? Porque era cierto que le había dado la sensación de que la chica quería besarla, pero eso no significaba nada. Podrían haber sido imaginaciones suyas. Así que necesitaba hablar con ella lo antes posible.

A la mañana siguiente, y con el poco sueño que había acumulado, lo primero que hizo fue enviarle un mensaje de texto a la rubia pidiéndole verse aquella misma tarde. La respuesta de la chica no fue instantánea y tuvo que esperar a media mañana, cuando ya llevaba unas cuantas horas trabajando en la cafetería, para que recibiera una respuesta. Soyeon la citó en la habitación de su hotel poco después de la hora de la comida, aludiendo que tenía un compromiso laboral a la noche. Yuqi no sabía si era la mejor idea verse de manera tan privada, ya que no sabía si podría controlarse a sí misma, pero debía ser una adulta y hacer las cosas con cabeza, no dejarse llevar por sus propios instintos.

Tras una comida rápida con su hermana, que salía de la facultad a medio día y le dio ánimos para aquella tarde, se encaminó hacia el hotel donde la había convocado la rubia. Mientras subía por el ascensor, recordaba las palabras que le había dicho Shuhua poco antes: "Sé lo más sincera que puedas. No estáis en una posición fácil ninguna de las dos, por lo que me has contado, pero, si de verdad le gustas, las cosas se darán. Si no, tienes toda la vida por delante para encontrar a tu pareja ideal. Soyeon solo ha sido quien te ha abierto el camino. Ahora, déjate llevar". Últimamente la morena se había vuelto bastante sabia, cosa que Yuqi agradecía enormemente porque lo que más necesitaba en ese momento era que la entendieran y la apoyaran. Paso a paso, se iban a venir muchos cambios en su vida, por lo que iba a necesitar a su hermana más que nunca. Pero, primero, debía hablar con Soyeon.

Una vez en la puerta de la habitación, tocó suavemente a la madera. Fue entonces cuando los nervios, que había controlado más o menos hasta entonces, empezaron a apoderarse de ella. Esperaba que no se notaran de cara a la galería, pero nunca podía estar segura. Unos segundos después, Soyeon, con un traje muy elegante, típico de las personas de negocios, le abrió la puerta y la dejó pasar. Se encontraban en la suite del hotel, donde, nada más entrar, había una pequeña sala y, a mano derecha, la habitación principal. La rubia la invitó a sentarse en el sofá de la sala, para colocarse a su lado.

- Lamento no tener todo el tiempo del mundo hoy, pero la reunión de esta noche es bastante importante. Pero, a lo que estamos, ¿ha pasado algo? ¿Por qué la urgencia de verse necesariamente hoy? - Yuqi tragó saliva y respiró profundamente. Había llegado el momento de decir todo lo que pensaba.

- Antes que nada, me gustaría hablar del tirón porque, si no, no voy a poder decir todo lo que me gustaría. - Soyeon asintió y la dejó continuar. - La verdad no sé cómo he llegado hasta aquí. Te conozco desde hace pocas semanas, pero me da la sensación que ha pasado mucho tiempo desde la primera vez que nos vimos en aquel restaurante. Ya me resultase interesante entonces, con tu manera de ser y el aura que desprendes, pero pensaba que era mera admiración. Como la que se puede tener por una amiga. Pero el conocerte más ha hecho que no pueda dejar de pensar en ti constantemente. No debería ser así porque tengo novio y lo quiero, pero me he dado cuenta de que el sentimiento que él me genera es amor más fraternal que de pareja. - Yuqi tomó del agua que siempre llevaba en el bolso antes de continuar. - Nunca me había pasado algo parecido. Yo pensaba que era heterosexual, es lo que me han enseñado desde que soy pequeña en casa. Solo había tenido novios hasta ahora. Pero, desde que llegaste tú, mi vida se ha puesto patas arriba. Ya no puedo seguir negando lo inevitable. No quiero ser tu amiga, sino que va mucho más allá. Me gustaría conocerte y quien sabe si en algún punto me podría enamorar de ti. Lo que sí sé seguro es que me gustas y ya no puedo ocultarlo más. Debías saberlo. - Yuqi tomó aire cuando acabó con todo lo que tenía que decir. Soyeon, al darse cuenta de esto, se levantó del lugar que ocupaba. - Sé que estás prometida y que puede que no sientas lo mismo, pero debías saberlo. - la rubia se giró para mirarla.

- Ojalá el hecho de que estuviera prometida fuera el único problema. - Yuqi frunció el ceño, no entiendo nada. - Si el único problema fuera que estoy prometida, rompería el compromiso y ya está. Pero esto va mucho más allá. - Soyeon se volvió a sentar en el sofá y agarró las manos de Yuqi. - Es cierto que también me gustas. Quise besarte ayer, es algo que no quería evitar. Pero, no solo estoy comprometida con alguien al que tengo cariño, sino que, además, eres una mujer. Mi familia jamás toleraría algo así. Sería una vergüenza para ellos. Por mucho que no me guste la forma que me tratan a veces, son mi familia y tengo que guardarles cierto respeto.

- Pero ¿y si nos gustamos? ¿Eso no es más importante que nada? Yo también estoy segura de que mi familia no se va a tomar nada bien que me gusten las mujeres. Pero es quién soy al fin y al cabo y deberán respetarlo.

- Eso mismo creía yo. - Yuqi la miró a los ojos, sabiendo que quería decirle algo más. - Me enamoré en la universidad de una mujer. Soojin se llamaba. Pasé unos meses increíbles con ella, pero, cuando lo conté a alguien que pensaba que era mi amiga, me dijo que era una vergüenza para mi familia, que no lo contara a nadie y que no le volviera a hablar. No me puede volver a pasar eso.

- Entonces ¿no hay ningún tipo de esperanza para nosotras no? - Yuqi estaba a punto de derramar las primeras lágrimas.

- Lo siento, Yuqi. Ojalá las cosas fueran diferentes a como son. - y se abrazaron, siendo de las cosas más dolorosas que les podía haber pasado nunca.

Hasta que llegaste tú - YUYEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora