Capítulo 9: Temes

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Ambas estaban nerviosas. A un lado y a otro de la pantalla, estando separadas por miles de kilómetros, Soyeon y Yuqi se sentían extremadamente nerviosas porque iban a verse por videollamada después de su última conversación en aquella habitación de hotel que había precipitado la situación en la que se encontraban en aquel momento. Ambas tenían demasiadas cosas que decirse, pero no sabían si estaban preparadas para decirlas en voz alta, después de todo lo que habían pasado. Porque hacía casi dos meses que no se veían. Dos meses en los que ambas habían vivido cambios que habían sido importantes para ellas y que no estaban seguras de cómo les iba a afectar a la otra. Por todo aquello, aquella conversación era tan aterrorizante para ambas a la misma vez que absolutamente necesaria.

Ambas, sin saberlo, respiraron profundamente antes de abrir la aplicación que les permitiría llevar a cabo la videollamada. Fue Yuqi quien acabó solicitando hablar con Soyeon y la rubia no tardó en aceptar la petición. Cuando se vieron las caras, ninguna de las dos dijo nada, solo se sonrieron y se miraron, esperando que la otra dijera algo, pero no ocurrió así.

- Hola. - dijeron ambas a la vez.

Ante aquella coincidencia, ambas rieron y se quedaron mirándose, sin saber quién de las dos debía empezar a hablar. Era rara la situación y no sabían cómo salir de ella.

- Bueno, empiezo yo. - rompió el hielo Soyeon. - Hola, ¿qué tal?

- Hola. Bien, ¿y tú? Hace tiempo desde la última vez que nos vimos. – le contestó Yuqi, rascándose la cabeza.

- Yo estoy bien. Ajetreada y algo cansada ahora mismo, pero estoy bien. La verdad es que tienes razón. Dos meses que se me han hecho muy largos. – la rubia intentó sonreír, pero solo consiguió hacer una mueca triste.

- Sí, la verdad es que han sido raros estos meses. Me había acostumbrado a hablar contigo casi a diario antes y no hacerlo ha sido extraño.

Ambas se volvieron a quedar en un silencio tenso. Ninguna sabía si debería ser ella quien tenía que empezar a decir algo y aquella situación las estaba matando por dentro. Querer decir tantas cosas y no saber si hacerlo era demasiado extraño para ambas. Por suerte, a Soyeon se le ocurrió por qué preguntar para romper el hielo.

- Por cierto, ¿qué tal vas con el libro? La última vez que hablamos me dijiste que habías conseguido avanzar en tu bloqueo de escritora. ¿Has seguido escribiendo mucho?

- Así es. – sonrió la pelirroja. – Y no solo eso, sino que conseguí acabarlo y hace un mes que una editorial quiso que lo publicara. Estoy aún en el proceso de corrección y demás, pero la verdad es que estoy extremadamente contenta con él.

- Me alegra muchísimo escucharte decir eso. Siempre hablabas muy apasionadamente de tu trabajo y me alegra que vaya a ver la luz. – la rubia sonrió, muy feliz por la otra chica.

- Muchas gracias. La verdad es que le debo mucho a Minnie. Ha sido muy buena conmigo en todo este proceso y me ha ayudado mucho. – la sonrisa de Yuqi se ensanchó, lo que llamó la atención de Soyeon.

- ¿Minnie? Nunca me habías hablado de ella. ¿Es amiga tuya? – preguntó, intrigada y a la vez no sabiendo si quería escuchar la respuesta.

- Es mi editora. – la rubia vio duda en los ojos de Yuqi, como no sabiendo qué decir a continuación. – Bueno, y hemos estado quedando también estos últimos días para conocernos.

- ¿Así que es tu novia? – Soyeon levantó una ceja, mientras tragaba seco.

- No le puedo decir novia aún, es demasiado pronto, pero sí es cierto que tengo interés en conocerla. – la pelirroja bajó los ojos de la pantalla a sus manos, como temiendo la reacción de la más bajita ante su confesión.

- Vaya. – cogió aire antes de continuar hablando. – Veo que tu salida del armario ha sido bastante rápida y provechosa. – Yuqi frunció el ceño, notando cierto tono de celos en las palabras de la otra chica.

- No sé si estoy detectando ciertos celos por tu parte, Soyeon, pero, de ser así, no los entiendo. No tenemos nada ni somos nada, al fin y al cabo. Puedo tener algo con quien quiera. – su tono cambió a uno más duro.

- Tienes todo tu derecho a estar con quien quieras. No quería insinuar nada. Lo siento. – tras unos minutos de silencio, Soyeon volvió a hablar. – Creo que necesito cancelar la boda. No tiene sentido que siga adelante con ella. Estoy harta de tener que servir a lo que diga mi madre y a las expectativas de mi padre. Los quiero mucho, pero me van a atar de por vida a una relación que no puede nunca darse. Porque no quiero a Kun ni tampoco lo voy a poder hacer nunca. ¿Qué sentido tiene seguir haciendo esto?

- Eso era lo que yo pensaba, pero tú siempre dijiste que estabas convencida de que era lo que tenías que hacer. – Yuqi volvió a su tono normal de voz, para tranquilidad de la rubia.

- Es que de verdad no querría fallarles nunca a mis padres, pero, ¿cómo podría vivir sabiendo que no estoy siendo fiel a mí misma solo por el qué dirán?

- Bueno, debes ser tú quién decida si te conviene o no seguir pensando en el qué dirán. Si yo lo hubiera hecho, nunca habría salido del armario y mi madre jamás me estaría intentando aceptar. Nunca sabes lo que puede llegar a pasar si no lo intentas. 

- Yo jamás podría ser capaz de salir del armario. No tengo la valentía que tienes tú. Te admiro mucho por eso. - Soyeon la miró, pero Yuqi sabía que no podía caer por esos ojos de cachorrito.

- Soyeon, siempre vas a ser muy especial para mí, y lo sabes, pero debes decidir qué quieres para ti misma y para tu vida. Yo no puedo volver a estar en el armario ahora que sé quién soy. Tú debes pensar qué te conviene y qué estás dispuesta a dar por tu propia felicidad. Sabes que voy a estar a tu lado como la buena amiga que soy. - a la más bajita le dolió aquella palabra.

- Amiga. - intentó tragarse la bola que se le había generado en la garganta, pero era difícil que Yuqi no se diera cuenta de lo que había pasado.

- Soyeon. Lo siento, pero es lo que hay. Tú decides qué haces con tu vida. Tú debes tener el timón en el barco de tu destino. - se escuchó un ruido de fondo y Yuqi miró hacia su derecha para, segundos después, volver su vista a Soyeon. - Me llaman para cenar. Nos vemos en otro momento.

- Claro. Hablamos en otro momento. - antes de cerrar la llamada, Soyeon volvió a hablar. - Yuqi, te quiero. - la pelirroja hizo una mueca triste.

- Adiós Soyeon. - y cortó la llamada, dejando a la rubia con una importante decisión en sus manos.

Hasta que llegaste tú - YUYEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora