Una pequeña luz verde titiló en la manija y la mano de Daisuke abrió la puerta.
El paso de los detectives activó la iluminación blanca de la habitación.
-Por fin terminamos con esto.- Se quitó los zapatos de diseñador y lanzó descuidadamente el saco color ceniza sobre una silla. -Escucha, Kambe, haremos lo siguiente. Vas a dormir un par de horas y pondré una alarma en el celular para despertarte y que me dejes dormir a mí. Mañana dormiremos en el avión, pero es conveniente que descansemos un poco.-
-Creo que no va a funcionar. Vas a quedarte dormido sentado.-
-Es mi problema.- Se retiró el costoso reloj de muñeca (regalo de Kambe) y lo abandonó sobre la mesita de luz. -Hiciste un buen trabajo y si quieres dormir primero, hazlo. No te preocupes. Yo estoy acostumbrado a...-
-Soy consciente de que acostumbras a pasar días sin dormir. Eso no es bueno.-
-Ya te dije que no te preocupes por mí.- Sonrió. -Estoy de buen humor, no lo arruines.-
-En realidad, no tengo ganas de dormir.- Confesó quitándose el costoso calzado.
Las luces de la habitación inundaron los ojos claros de Haru, quien se ahorró acotar que él tampoco tenía sueño. A pesar de su cansancio, la adrenalina creciente en su estómago por la felicidad de que el trabajo haya salido bien lo consumió, dándole energías suficientes para mantenerlo en pie. Enfocó su atención en el frigobar y en las cuatro copas de vino que había disponibles en un estante.
Kambe observó a su colega aproximándose hacia el frigobar y sin dar la orden a sus ojos, se deslizaron por la delgada figura al verlo inclinarse, no dándole tiempo a su dueño para contenerlos. Desvió la mirada con esfuerzo. Pasar cada día junto a él y compartir tanto era un arma de doble filo. Por un lado, tenía la oportunidad de estar cerca de Haru lo suficiente para notar detalles en su carácter, en sus labios, sus arqueadas pestañas, su largo cuello y en los pliegues de su ropa, pero por otro lado, la considerable posibilidad de ser rechazado infectaba su inacabable autoconfianza y lograba ponerlo contra la pared entre la duda y la curiosidad por su respuesta.
-¿Qué estás haciendo?- Se interesó quitándose el saco negro, y a diferencia de Kato, lo dejó colgado en el perchero bien estirado y prolijo.
Los pensamientos del mayor acerca de lo bien que se vio Kambe durante cada parte de la misión le atosigaban la mente y lo pusieron incómodo consigo mismo. Era inconveniente dejar fluir ese tipo de imágenes en la habitación donde ambos debían dormir. Había una cama. La sola idea puso a Haru de rodillas en un sentido metafórico, aunque no se habría negado a hacerlo de verdad. Hurgó dentro del frigobar y sacó un burbujeante champagne de marca desconocida para él, por lo que debía ser cara.
-¡Vamos a celebrar, Daisuke!-
-*No.*- Imploró por dentro.
-¿Quieres?- Insistió.
-*No. Si me confieso, quiero que estés sobrio.*-
-¿Celebrar qué?-
-Que nuestro trabajo salió mejor de lo que pensamos.- Se incorporó con la botella en sus manos. -Al menos yo creí que acabaríamos muertos en medio de un tiroteo.-
-¿Creíste que moriríamos?-
-Exageré. ¿Bien? Tampoco diría eso. Pero uno nunca sabe si va salir vivo de esas misiones.- Dejó el frio recipiente en la mesa ratona y se acercó a la estantería para retirar dos copas. -Quiero decir, estábamos rodeados de gente peligrosa.-
-*Si bebo un poco dejaré de estar tan nervioso.*- Pensaba en tanto expresaba aquello.
-Yo no consideré esa opción ni una vez.- Respondió Daisuke. -Jamás dejaría que...-
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Deseo encubierto - Daiharu
FanfictionNovela corta donde Daisuke y Haru viajan por una misión encubierta y descubren nuevas facetas de ellos a la vez que revelan sus verdaderos sentimientos. Me caracteriza el gusto excesivo por jugar con el cannon y al enterarme de que el seiyuu de Haru...