-Capítulo X-

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La habitación resonaba de gemidos armoniosos cuando Daisuke terminó de jugar con el miembro de Haru lo necesario para bajar hasta su entrada, sorprendiéndose al verlo ya mojado y lubricado. Tuvo la tentación de morderse el labio inferior. Estaban apenas comenzando con toqueteos y su pareja ya estaba arruinada. En el buen sentido, pensó el más joven, porque fue claro para él que mejor vista que aquella no debía existir y que pagaría por verla otra vez. Acarició el húmedo agujero y su dedo resbaló al tocarlo.

-¿Te gusto tanto? Estás preparado para mí y ni si quiera te he tocado.-

-¡Cállate! Yo no puedo controlar eso.-

-Relájate. Te daré lo que quieres de cualquier forma.-

-¿Eh? ¡Ahh, maldición!- Apenas pudo reflexionar en sus palabras cuando la sedosa lengua ingresó en su cuerpo. -¡Daisuke!-

Firmes manos sujetaron sus glúteos, separándolos. Era un orificio apretado y a Kambe le divertía cómo lo succionaba. Solo podía pensar en meter algo más que la boca. Haru, por su parte, cerró una mano sobre las sábanas como si su vida dependiera de ello y se cubrió la boca con la otra, pero como solía suceder, Kambe no aceptaba sus limitaciones en ningún ámbito. Observó el silencio autoimpuesto de su compañero y decidió meter un dedo. Nada. Metió dos y finalmente tuvo que expresarse.

-¡Bastardo!-

-¿Mm? ¿Qué pasa?-

-Deja de jugar.-

-¿Qué es lo que quieres?-

-P-ponlo.- Susurró.

-¿Qué?-

-Creo que estoy listo.-

-Habla claro, Haru. No pude escucharte.-

-Daisuke.- Lo miró y trasmitió que con total seguridad terminaría por patearlo.

-Tan temperamental.- Se incorporó pasándose el dorso de la mano por la boca para limpiarse la saliva y el fluido. -Necesitamos un condón.-

Una vergüenza punzante atravesó a Kato al ver eso, al mismo tiempo que le excitó comprobar que a Daisuke eso no le daba ni un poco de asco. Mientras este quedaba tendido en la cama pensando en aquello, el millonario fue en busca de los condones guardados en un bolsillo externo de su maleta. Haru lo observó extrañado y volvió a tensionarse cuando retornó con dos o tres paquetitos brillantes en la mano.

-¿De dónde los sacaste?-

-Traigo algunos conmigo en todo momento, por si acaso.-

-¿Sueles acostarte con cada tipo que te gusta a cada lugar al que vas?-

-No, pero estoy contigo la mayor parte del tiempo. Me gusta estar preparado.-

La respiración de Kato se interrumpió. Tenía que reconocer que Daisuke no era un tipo que estuviera acostumbrado a sufrir desilusiones. Nadie con buen gusto lo despreciaría sexualmente y lo que sea que quisiera lo tenía con arrojar sus ilimitados millones. Era alguien acostumbrado al éxito y se sintió bien haberse hecho rogar un poco después de todo, porque al no entregarse de inmediato, como el resto de las personas a su alrededor, tal vez Daisuke había aprendido a desear y a esperar. Y era cierto que Kambe no podía negar que su constante negación a recibir ayuda o beneficios de su dinero había conformado un pilar fundamental en su inicial atracción hacia Haru.

-¿Ya estás celoso de nuevo?- Cuestionó el millonario, ubicándose entre sus piernas.

-No dije que lo estuviera. Es que... tienes que entender que es difícil de creer que alguien como tú no tenga una vida sexual activa.-

Deseo encubierto - DaiharuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora