el renacer del amor

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Esa dulzura al besar…esa ternura con la cual mordía mis labios y agarraba mi cintura…no quería abrir los ojos y despertar de este agradable sueño, no ahora que deseaba pasión, así que me dejé llevar hasta que mi cerebro reaccionó al sonido producido por la garganta de otra persona en la puerta de la cocina, así que abrí los ojos rápidamente y suspire al ver a Lucas…¿ por qué?... él podía besar a su novia pero yo a mi novio no, pues ese no era mi problema, estaba recuperando mi relación con Alex y no iba a dejar que nadie la estropease. Me limité a sonreír y mirarle a los ojos para después depositar un rápido beso en los labios de mi novio, porque él se merecía todo de mí. Al principio todo fue muy tenso, nadie hablaba más de dos palabras seguidas, pero de un momento a otro comenzaron a hablar de temas triviales, mientras por debajo de la mesa había una guerra de manos entre la mía y la de Lucas, se empeñaba en atrapar mi mano y retenerla bajo la suya, pero  yo me negaba reiteradamente pues mi mano ya solo le pertenecía a Alex…o eso creía. A mitad de la conversación Lucas llamó nuestra atención para según él darnos una estupenda noticia, y con solo ver el brillo de felicidad en los ojos de mi mejor amiga supe que había llegado el momento.

-         - Bueno tenemos que daros una estupenda noticia…- miró a stefanni y ambos sonrieron- nos vamos a casar este verano – ¿ese verano? ¿hace cuánto lo sabían y no me lo dijo stefanni?

    -  Felicidades pareja – esta vez fue Alex quien habló, dándome una mirada de complicidad.

-         - Sí, felicidades stefanni – dije con un toque de tristeza que no pude impedir que saliera de mi boca, Lucas se me quedó mirando, como esperando que le felicitase, pero no iba a correr con esa dicha.  

-        -  Milu… ya que para mi eres como mi hermana…habíamos pensado Lucas y yo que tu fueras la madrina de la boda… si quieres claro – y con solo pensar en el pasado se me quitaron las ganas de decirle que si, pero vi su mirada, lo ilusionada que estaba y lo feliz que era con el hombre al que yo amé, y me decanté por una clara respuesta…

-          Claro que si princesa, puedes contar conmigo.

A partir de ese momento Alex empezó a hablar con Lucas sobre los trajes y eso puesto que iba a ser el padrino, y Stefanni y yo sobre los vestidos, como los queríamos que colores etc.

Todo iba muy bien para ser cierto, pero Lucas se giró y me miró haciendo un movimiento de cabeza como queriendo decirme algo, cosa que capté al momento viendo hacia donde apuntaba su movimiento, la cocina. Me disculpé con todos con la excusa de ir a mi cuarto para ponerme una coleta y cambiarme de ropa, porque estábamos aún en pijama, bueno yo, porque Alex había aprovechado mientras hacía el desayuno. A los dos minutos apareció Lucas en la puerta…tantas cosas habíamos vivido en estas cuatro paredes que casi me pongo a llorar, pero persistí aferrándome a la idea de que solo Alex podía ser dueño de mis sentimientos, así que le miré y le dije que pasase.

-         - ¿Qué quieres ahora Lucas?

-     - solo quería darte las gracias por aceptar, aunque sé que lo hiciste por stefanni y no por mi.- se quedó callado, como si esperase que le mirase o algo, pero a estas alturas me era muy dificil mirarle a los ojos después del daño que me hizo. - bueno vale, no contestes, pero al menos podrías mirarme a la cara y felicitarme, ¿no?

- ¿!¿!¿!¿!¿como tienes la cara de decirme eso?!?!?!?! - no soy una persona que entre en cólera normalmente, pero teniendo en cuenta que mi primer amor se va a casar con mi mejor amiga se me hace complicado sonreirle y desearles lo mejor juntos. Aunque por una parte me alegraba, pues Stefanni era como una hermana pequeña para mi. Nose cuanto tiempo llevo hablando conmigo misma pero la cara de Lucas es de asombro - no me mires asi Lucas, sabes que tengo razón, te ame como jamás podré amar a nadie, y después de venir ayer a decirme que te vas a casar y decirme que si quiero por milo dejas todo, te atreves a decirme que como no me alegro por el echo de que te casas con Stefanni... - y no me había dado cuenta hasta ese momento de que estaba llorando, pues por mis mejillas conrrían saladas lágrimas, y no precisamente de cocodrilo.

¿el amor o la razón?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora