Capítulo 6

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Cap. 6

José Luis descendió a Rosita en una porción del campo a donde habían llegado.

- Aquí es, Lupita. ¿Te gusta este sitio?

- Es muy bonito, joven José Luis- aseveró Lupita.- Pero, ¿por qué me pregunta que si me gusta?

- Bueno...por eso te traje...para que conocieras mi rancho.

- Está muy bonito pero...creo que es mejor que nos vayamos ya.

- Pero si acabamos de llegar, Lupita- repuso José Luis.

- Pero es que...

- Nada, nada...ven, te voy a llevar a conocer la casa.

Un guiño de malicia atravesó por la mirada del muchacho García. Rosita tuvo un poco de temor.

- Esta es, Lupita...la casa de mi padre...

- Es muy bonita...tiene una gran paz...una gran serenidad.

- No te creas, mi papacito nunca tuvo paz; mis tíos le hicieron ver su suerte. Si no se pone abusado, mi mamá hubiera sido mi tía.

- ¿A poco?

- Sí...mis tíos, en paz descanse, lo traían asoleado.

- Igual que a usted los otros dos García.

- Ni más ni menos...pero...esta vez no voy a sufrir...total, que se queden con la apretada de la tal Rosa.

- Dígame, ¿por qué piensa que la niña Rosa es una apretada?

- Debe serlo...el no haberse tomado la molestia de venir siquiera a conocer a ninguno de nosotros la convierte en eso. Si tanto interés tenía en casarse con alguno de nosotros, ¿por qué no vino?

- Quizás es que...espera que alguno de ustedes vaya a buscarla.

- Lo que es yo, nunca, Lupita. Y mucho menos, teniéndote a ti tan cerca...

Se colocó a unos pasos de Rosa. Ella tembló.

- Sólo dime...que no te intereso un poco, Lupe...

Rosa arqueó los labios y se apartó.

- Será mejor que volvamos.

José Luis notó su miedo.

- Está bien, Lupe...vámonos...la abuela se va a preocupar.

Volvieron a la casa al poco rato. Ahí, estaba Luis Manuel con un ramo de flores.

Rosa lo miró.

- El joven Luis Manuel está aquí.

- Señorita Lupe...

José Luis se molestó.

- Ya veo...yo salgo sobrando aquí...

Luis Manuel observó:

- Flores para una hermosa flor...

- Gracias, joven.

- Llámeme solamente Luis Manuel...háblame de tu.

- Ay tú- fingió Lupita.-

Riendo entró a la casa.

Luis Manuel invitó.

- ¿Quieres venir a conocer mi rancho?

- Es tarde, Luis Manuel.

- No tardaremos. Está cerca, ¿verdad, abuela?

Un amor para tres GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora