Capítulo 5

58 6 0
                                    


Cap. 5

Rosita miró de lejos a José Luis que se apartaba. Trató de hablar con él, pero Luis Antonio se lo impidió.

- ¿Dónde estabas, mi alma?

- No me diga así, joven. Se me hace que asté le dice eso a todas.

- Claro que no, Lupita, sólo a las muchachas bonitas.

- Ya, joven...que lo va a ver la abuelita.

- No importa...no importa que me vean platicando con una muchacha tan linda como usted.

- ¿De veras? Podrían pensar que somos novios o algo así.

- ¿Y por qué no? Sólo que...francamente novia, novia, lo que se dice novia...

- ¿Qué?

- Pos...

Lupita dejó a Luis Antonio ahí.

- Ya regreso...me habló mi madrina...

Se marchó. La tía Dolores le dijo:

- ¿Qué pasó?

- Es que...Luis Antonio...al parecer no le gustaría que pensaran que soy su novia.

- Eso quiere decir que él no...

- No estoy segura...la verdad me dio tristeza lo que dijo. Es que es tan lindo...

- Ay, no, hija...Luis Antonio no es el mejor.

- ¿Quién puede decir si es o no el mejor, sino el amor?

Minutos más tarde, Lupita llevaba unas bebidas. Luis Manuel la detuvo.

- Lupita...¿podrías venir un momento?

- Estoy ocupada, joven. Mi madrina anda por aquí.

- Por ahora no la veo...¿qué te parece si bailamos?

- Está bien...

Comenzaron a bailar. Lupita le preguntó.

- ¿Asté a qué se dedica?

- Soy...licenciado...y hago préstamos.

- Ah...prestamista...

- Algo así- dijo Luis Manuel.- Sólo que...es como una especie de negocio. Y no hay alguien mejor que yo en San Luis de la Paz.

- Ah...¿y tiene novia?

- No...todavía no.

- ¿Y no le gustaría tener por novia a una muchacha decente, bonita, buena, aunque humilde?

Luis Manuel dudó.

- Pues...no lo había pensado. Siempre he pensado que me casaría con alguien...de mi mismo nivel, de mi misma posición.

- O sea que...la pobreza no va con asté...

- No exactamente...de hecho...hay gente pobre que...lo es por indolencia. No voy muy lejos. Mi primo José Luis...

- ¿Qué pasa con el joven José Luis?- preguntó Lupita.

- Pasa que...está tan pelado que yo he tenido que comprar la hipoteca de su rancho.

- ¿Entonces el niño José Luis no tiene nada?

- ¿Tener? Ese lo único seguro que tiene es su orgullo mal entendido. Que se quede con eso. Por lo demás, tengo lo que me pertenece...

Un amor para tres GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora