Colorful ; cth (editando)

5. "Chica piña y fundas de fresas"

Kimberly Punto de Vista.

Veo a Calum acercarse.

—Hey Calum— le dije. —De nuevo— concluí en susurro.

—¿Por qué no dejas de llamarme Calum?— le dije.

—Te conocí ayer— le dije obvia.

—¿Nos vamos?— me preguntó incómodo notablemente.

—Claro— y dicho esto no encaminos a su auto.

—Y dime... ¿A dónde vamos?— le pregunté.

—No te diré— dijo.

—¿Por qué?— chillé haciendo puchero.

—Porque no— dijo.

Woah esto es muy común en las citas. Si no saben de lo que hablo, estoy hablando de lo de las sorpresas.

—Bueno...— dije. —¿Sabes que esto es cómo si me hubieses secuestrado?— le dije arqueando una ceja.

—No, claro que no— dijo con la vista en el camino.

—Claro que si, no dices a donde te diriges— dije.

—Eso no tiene nada que ver— dijo volteando a verme.

—Oh...— logré decir.

Creo que me confundí... Oopsi.

—Bueh, puede ser que sea a un playa o una piscina— dije. —Por algo me dijiste que trajera el bikini— digo pensativa.

—Estás cerca— dijo el.

Eso sonó mal.

Hice una sonrisa pícara. Me miró y rió.

—Contigo no se puede hablar— dijo y estallé en carcajadas.

(****)

Y escuchando la voz de Calum me quedé dormida. Si me quedé profundamente dormida mientras el recorrido continúa.

Calum Punto de Vista.

Iba cantando Best Mistake. Maldita sea amo esa canción y no se porque. Giro mi cabeza como está Kimberly, y la veo profundamente dormida.

Claro se quedo dormida con la mejor voz que existe.

Osea, Bitch Please. Shut up.

«Cállate inútil, no ves que la chica duerme»

«Inútil tu abuela... que literalmente es la mía. Bueno volviendo al tema... ¡No soy un inútil! ¡Y ella no me escucha!»

—Calum... ¿Cuánto falta?— preguntó bajito Kimberly.

—Unos cuantos minutos— le respondí.

—¿Puedo dormir un rato más?— preguntó... de nuevo.

—Claro, linda— le dije y acaricié su cabeza.

Woah... ¿Calum Hood acariciando cariñosamente a una chica? Eso es nuevo.

¿Que me está pasando?

Ñeeeee que importa ahora.

—Hey, Kimbeeeerlyyy, nenaaaa, despiertaaaa— susurré en su oído alargando las palabras.

—¿Llegamos?— preguntó.

—Seh— dije.

—¡Que esperamos! ¡Mueve tu trasero y baja del auto!— gritó emocionada.

—Cálmate niña— dije riendo y me baje del auto.