12: EL REGRESO
Estoy esperando a Laura. Es justo lo que necesito hoy, buen polvo sin adornos. Tengo tres llamadas perdidas de Juliana y espero que sigan así, perdidas, a mí no van a encontrarme.
Adiós niña bien que aprende muy rápido, la rubia tonta y desprevenida no está por la labor. Que busque a otra con la que experimentar.
¿Que soy injusta con ella? Pues sí, sé que ella no tiene culpa de lo que pasó, pero es lo que hay, no puedo evitar sentirla culpable. Ya sabes, los señores Pensar y Sentir llegan a ser enemigos a muerte.
Sé que tendré que verla una última vez para liquidar el proyecto de reputación online. No está concluido, pero sí muy adelantado y de todas formas puedo recomendar a otra persona para que lo continúe. Pero la voy a ver cuando quiera y en su oficina, a ser preferible con Gladys delante. Y a otra cosa mariposa. ¿Que cómo puedo pasar página tan rápido? Pues no he pasado página, qué te crees. Duele como un puto carbón ardiendo metido en el pecho, pero al mal tiempo buena cara, hasta que pase el mal tiempo y se mantenga la cara estupenda.
Estoy de ir a ver a Don Felipe, tengo más síntomas que una paciente con pluripatología, vamos, que en realidad soy una plurapatológica, pero como no quiero que ese señor me empiece a contar sus milongas de enfermedades buenas y medicinas eternas, me aguanto con mis síntomas y ya veremos si sobrevivo.
Hoy tengo que llamar a Fer y ver si cuela decirle que estoy bien. Si se entera de mis líos con Juliana entonces sí tendría un buen problema.
Es pequeña, pero qué miedo da.
Escucho el timbre, ahí está Laura. Cuando abro la puerta tengo ante mí a esta magnífica mujer de 40 años, con sus eternos tacones, piernas al aire y un vestido verde de los fáciles de quitar. De hecho, es del tipo de vestido que es fácil dejar puesto y disfrutar igual.
Cierro y con un movimiento que para otras resultaría demasiado brusco, lanzo a Laura contra la puerta. Me encajo entre sus piernas con contundencia. Me restriego, la beso.
Con la mano derecha bajo las bragas que ella se termina de quitar con un movimiento de las piernas.
Sujetándola por la cintura la siento sobre el mueble que está justo al lado de la puerta, el sitio donde poner las llaves y la correspondencia. Se ubica justo en el borde y dobla la pierna izquierda, la que da a la esquina del mueble. Se inclina hacia atrás y se apoya en los brazos. Yo me libero de mi pantalón corto. Debajo no llevo nada, sabía que no lo necesitaría. Cruzo la pierna izquierda por encima del muslo de Laura. Nuestros sexos quedan frente a frente, se encuentran y empieza la magia. Con Laura todo es fácil, todo es placer, con Laura casi puedo engañarme y creer que todo sigue igual.
Ya estamos en la cama, aunque esta vez no hay croquetas, no le dio tiempo a hacerlas.
Simplemente estamos la una en brazos de la otra y eso también se siente bien.
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y sin querer, me enamoré - Juliantina Adaptación
RomanceHistoria con amor y comedia...