―¡Pero bueno, Flavio!―dijo Beatriz―. ¿Puedes hacer el favor de darte prisa?
Mi hermana agitaba su maleta mientras me metía prisa para salir del tren, hacía semanas que no paraba de hablar sobre mi primer día en el Navarra. En el fondo entendía que le hiciera ilusión que por fin tuviera edad para que me aceptaran en el mismo internado que ella, pero la verdad, es que no me apetecía nada volver a hacer amistades o abrirme a gente nueva; sólo de pensarlo el estómago se me hacía un nudo. Además, no se trataba de un simple internado, que ya de por sí me daba respeto, sino que además se trataba del legendario Internado Juana de Navarra, dónde los ocultos venían a formarse en un lugar seguro para nosotros. A ojos del resto de la civilización, se trataba de un elitista internado de pago para gente de las mejores castas con un gran coeficiente intelectual, por lo que muchos pijos de alta cuna, pero totalmente humanos, intentaban acceder sin mucho éxito. Hace unos años, esto generó mucho revuelo, por eso decidieron implementar medidas para pasar más desapercibido y poco a poco fueron apagando fuegos.
―¿En serio es necesario usar estos túneles secretos? ¿No se dan cuenta que si quieren pasar desapercibidos hay otras formas?―pregunté a mi hermana exhaustivo―. No sé, Bea... Por ejemplo, no bautizar un Internado lleno de niños y niñas con poderes con el nombre de una reina encarcelada por brujería.
―¡No seas bobo! ¡Se llama así porque se dice que fue su fundadora!
―¿Y tú te lo crees? ¡Au!
Bea zanjó la discusión con un puñetazo en el hombro a traición. Seguí su mirada emocionada hasta un enorme castillo de estilo gótico que se erguía en lo alto de una colina frente al mar. El resto, estaba rodeado del profunde bosque en el que habíamos aparecido sin darme apenas cuenta.
―Vaya...―Exclamé sin querer en voz alta ―. Vale, ahora sí que estoy un poco nervioso.
Una fugaz risa de complicidad rompió la tensión que se había acumulado en mi espalda y nos decidimos a avanzar hasta la entrada del castillo. Poco a poco, decenas de estudiantes fueron apareciendo con ilusión, abrazándose los unos a otros con alegría. Otros simplemente se mostraban emocionados desde la lejanía. Parecía que todo el mundo se conocía, incluso los más jóvenes parecían conocerse. Definitivamente, me sentía fuera de lugar. Beatriz me miró con preocupación para segundos después hacerme una mueca antes de hablar.
―No te preocupes, todo irá bien. Me tengo que ir a buscar a los de tercer año, tú quédate aquí y en seguida vendrán a buscarte.
Suspiré mientras veía a mi hermana alejarse hasta un grupo de chicas que la recibieron a gritos con un abrazo grupal.
―Tú también eres nuevo, ¿verdad?
De un salto, me giré en busca de la dueña de la voz, pero ahí parecía no haber nadie.
―¡Bú!
Unos ojos azules me asaltaron de la nada y el corazón casi me sale por la boca.
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Sol de Medianoche
FanfictionLos ocultos son seres mágicos que viven entre los humanos con total normalidad, pero todo el mundo sabe que ir a el Internado Juana de Navarra es esencial para cualquier ser con poderes. ¿Pero, que esconde este Internado secreto? ¿Es realmente tan b...