Capítulo 6. Yo con yo mismo

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Al recibir el mensaje de mi hermana, bajé disparado por las escaleras dando zancadas de tres o cuatro escalones. No me apetecía de nada ir a un baile snob de un internado elitista, pero de golpe no podía evitar cierta emoción ante mi anterior encuentro. Cuando llegué a mi dormitorio, me encontré con mi hermana sentada en mi cama, aconsejando a mis compañeros como si fueran amigos de toda la vida.

―¡Hombre! ¡Por fin! ¿Dónde te habías metido? Tú siempre en tu mundo, que remedio...

Bea habló con tanta rapidez que apenas me dio tiempo a contestar, pero sabía perfectamente que no le querría contestar delante de los demás así que en seguida cambió el tema.

―¡Tachán! ―Exclamó bajando la cremallera a la funda del traje que sujetaba entre sus manos― ¿Verdad que es perfecto?

Lo observé con detenimiento por unos segundos, se trataba de un elegante esmoquin azul marino con solapas negras con chaleco y pantalón a conjunto. La verdad es que me gustaba mucho, aunque no me veía llevando algo tan distinguido.

―¿No crees que es demasiado?

―¡Para nada! ¡Tan solo mira cómo van tus compañeros!

Eché un vistazo a los chicos que aprovecharon el comentario de mi hermana para posar con sus gallardamente con sus atuendos incompletos. Gèrard señalaba su smoking verde aterciopelado mientras Hugo acababa de colocarse su estampado traje morado, que increíblemente, le sentaba como un guante.

―Está bien, me rindo. Veo que voy a ser el más discreto.

― Eso siempre no te de hambre a media noche y te comas a la vigente reina del bai... ―Bea le dio uno de sus sutiles puñetazos en el brazo, a lo que Hugo respondió de buena manera― ¡Es broma, es broma!

― Bueno, espero que tú te hayas puesto el champú anti pulgas... no queremos empezar una plaga el primer día.

― ¡Pum! Merecido lobito. Menos mal que has vuelto Flavio, no sabes la tarde que me ha dado probándose todo su armario ―Replicó Gèrard emocionado.

― Bueno, yo me voy ―Sentenció Bea― Veo que ya no necesitas mi ayuda, pero cualquier cosa, silba.

Nos sonreímos, pues era lo que solía decirme cada vez que me encerraba en mi habitación para aislarme del mundo, de las voces que gritaban dentro de mi cabeza. Crecer como un oculto entre humanos que además pertenecía al clan más sanguinario y temido de los nueve, no había sido fácil. Además sólo mi hermana podía entenderme, aunque ella lo llevaba algo mejor o eso es lo que hacía ver delante de mí. Pero supongo que para ella fue peor al recordar la perdida de nuestros padres. Por eso sabía darme espacio, aunque estaba siempre ahí siempre que lo necesitaba. Yo con yo mismo. Era la única fórmula que conseguía calmarme cuando todo se volvía gris. Ahora quedarme a solas conmigo mismo era complicado, pero había encontrado el hueco y quizás, alguien calmaba mis fantasmas. 

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Aquí está el nuevo capítulo! No he tenido mucho tiempo pero espero poder subir con más frecuencia. Muchas gracias por leer y aprovecho de nuevo para recordar que ya tenemos el segundo single de Falvio! <3

Sol de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora