Death God; JinTae

07.

—¿Hasta cuándo me lo contarás? Ya he repetido que no te recuerdo.

—Decirte la respuesta le quita lo divertido al juego —respondió Yeomra, sacudiendo la cabeza mientras, de reojo, observaba al impaciente chamán que parecía estar a punto de llegar a su límite —. ¿Por qué no sigues intentándolo?

Taehyung descubrió que intentar sonsacar información de aquel sujeto era solo una pérdida de tiempo. Pero aún así seguía ahogado en preguntas. Si aquellos dos iban cargando información tan privada sobre él, entonces debieron mantenerse muy cercanos. Demasiado cerca, ¿qué trabajo podría haber sido?

Se dió cuenta también que, con la compañía de aquel Dios, no sentía tanto miedo de estar vagando en el bosque. Una sensación un tanto extraña al saber que no era un sujeto cualquiera, sino el Dios de la Muerte. Aún con ello, no percibió su corazón latir de más por la adrenalina al pisar cada centímetro de aquel suelo irregular y arbolado, tampoco su estómago se revolvía al escuchar los murmullos nocturnos producto de los animales que habitaban en este.

—¿Funcionario? —insistió Taehyung, apresurando un poco su paso al ser dejado atrás por el otro.

No quería alejarse mucho de Yeomra, pues temía ser alcanzado por algún otro ente.

—No.

—¿Guardia Real?

—Por más que lo inten...

—¿Eunuco? —interrumpió antes de que pudiera terminar su anterior frase. Seok Jin volteó a verlo con una ceja alzada y una expresión de frustración demasiado visible —. Digo, si saben tan a fondo sobre los castigos que se me impusieron, entonces el puesto en el que se escondieron debió ser de alto rango y...

—Me agrada cuando hablas mucho —respondió el Dios, soltando una risa al ver lo rápido que el contrario se había enmudecido.

Le divertía. Era fascinante para él observar la forma en que aquel humano reaccionaba ante todo, las incontables preguntas que hacía debido a su insaciable curiosidad. En primera instancia, no sería algo por lo cual uno se sorprendería, pero al comparar la personalidad que mostraba ahora con la de antes era algo que no podía explicar con palabras.

El chamán había cambiado demasiado en un lapso de dos años.

—A mí no me agrada que no respondas mis preguntas y...

Yeomra levantó la mano para que guardara silencio, y luego se señaló a sí mismo —. ¿Yo? ¿No responder tus preguntas? Me ofendes.

—Entonces empieza por hacerlo.

—Te he contado muchas cosas, ¿no es suficiente? Te conté que soy el Dios Yeomra, que tengo a dos ángeles de la muerte como compañeros y que estamos buscando deshacernos de un espíritu maligno del bosque —señaló, hablando con detenimiento y esperando que Taehyung pudiera concebir sus palabras —. Eso me parece suficiente.

—Pero...

—¿Te has llevado bien con Yoongi? —cambió el tema de inmediato, volviendo a fijar su mirada en el frente y empuñar su mano sobre la jingom que llevaba colgando en su cintura.

El chamán ladeó la cabeza, ¿para qué necesitaría de una espada como esa?

—Supongo que sí.

Yeomra frunció el ceño —. No estás muy convencido, ¿te ha hecho algo malo?

—Eh... No, ¿por qué lo haría? ¿Me llevaría al Otro mundo o algo así? —bromeó. Luego, al ver la mirada llena de pesadumbre del otro, optó por dejar eso a un lado —. No ha hecho nada malo, solo es normal.