—¡Vida del carajo!— exclamo harta, al ver que el televisor vuelve a perder la señal.Cualquiera en mi situación estaría hastiado; estoy con la misma pijama de hace una semana, acostada en un sofá que no es mío, ubicado en una estancia que tampoco es mía, en una casa que... Adivinen qué ¡tampoco es mía!
Mi realidad en este momento es que me despidieron; era instructora y coreógrafa de danza para bailarines de apoyo, ya saben, los que están al fondo y bailan en los conciertos.
Empecé en ese trabajo por necesidad, cuando mi carrera de bailarina terminó de forma trágica al lesionarme el tobillo por exigirme más de lo debido, sin embargo con el tiempo le tomé cariño a enseñar; pero como mi suerte es una desgraciada, fui despedida gracias a un recorte de presupuesto.
Ahora, a mis 26 años, tuve que regresar a los suburbios de los que tanto quise huir, viviendo tristemente en casa de mis padres. ¿Qué si esperé caer tan bajo? Obvio no, lo detesto. No es que no me agrade estar con mis padres, sólo es que desde que era una adolescente, siempre quise ser independiente, pero en estos momentos soy una carga.
Me la paso deambulando por la casa cuál alma en pena, además de que mi aspecto no ayuda, estoy pálida, con ojeras más oscuras que la noche y el cabello como una escoba.
De la Adal decidida y ambiciosa no queda nada. Parezco más estropajo que persona.
—Adal, por Dios ¿no quieres arreglarte un poco? Das miedo, hija— me dice mi mamá mientras me sirvo una taza de café. Ryan Hough es una mujer muy firme en sus formas, misma actitud que la beneficia en su trabajo enseñando ballet en la universidad de artes, por lo que su apariencia es prolija, elegante y esbelta. Lo no tan bueno, es lo crítica que es; las cosas son como ella dice o se sufren las consecuencias, por ser así ha recibido millones de malas miradas de mi parte, justo como la que recibe ahora.
—Mamá, te amo, pero no tengo motivos ni ganas de hacer nada, mucho menos de arreglarme.
Ahora soy yo la que recibo una mala mirada.
Un segundo después, se escucha el repiqueteo característico de mi papá bajando las escaleras, llega a la cocina luciendo su traje hecho a la medida. Abner Garza tiene la apariencia de un socio principal en un bufete de abogados en sus 50's, es muy comprensivo y sabio, es el clásico "papá genial".
Debo admitir que son una linda pareja, su relación se ha hecho muy fuerte con los años; además, adoro su historia, recuerdo que no me cansaba de escucharla de niña. Se conocieron en una fiesta. Según me cuentan, mi mamá estaba despampanante con su cabello negro hasta la cintura y un pegado vestido azul que resaltaba sus curvas, sus pasos de baile llamaron mucho la atención de todos, incluido mi padre; cuando él estaba por presentarse, torpemente derramó su bebida, mi mamá lo tomó como broma y le dió su número con la excusa de que la llamara para buscar el vestido y llevarlo a la tintorería, el resto es historia.
—Hija, para mi te ves bien— dice papá mientras me da un beso en la frente, gesto que me da ternura y sonrío— Ryan, deja de mortificar al fantasma de la casa.
Ahí se va mi sonrisa... sólo me limito a lanzarles mi mirada de pestañas explosivas.
—¿Saben qué? Tomaré un café en la cafetería que está a unas cuadras, son de lo peor.
Mientras me doy la vuelta para irme, de reojo veo como ambos se burlan y se dan miradas cómplices. Lograron su cometido de sacarme de la casa.
Cuando estoy a punto de abrir la puerta, escucho a mi mamá gritar:
—¡¿En serio saldrás así?!
—¡Si, iré a espantar a otros humanos!
Antes de salir, escucho sus carcajadas.
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DESIGNIO SENTIDO~
AdventureAdal Garza es una mujer hecha y derecha a la cual, la vida le ha dado una abismal caída. Un día, decide dejar de revolcarse en su miseria y salir a comprar un café; ese simple acto cambió toda su vida... Ella estaba destinada a ser parte de algo más...