Primero de todo, agradezco de todo corazón a Blogger6Fowl (o a su segunda cuenta, Anna-ALokiWoman ) por darme la trama de esta historia y dejar en mis manos la parte de la escritura. El cincuenta por ciento de esta historia le pertenece, y si tienen preguntas sobre la trama y las dejan en los comentarios, tal vez sea ella quien conteste en lugar de yo, dependiendo de la situación.
Esta historia comienza justo luego de la sentencia de Loki en Thor: Un Mundo Oscuro, en la que Odín le dijo que pasaría el resto de su vida en prisión.
Como segundo dato, en esta historia son utilizados los viajes en el tiempo, pero no con la teoría de Marvel, sino con la de "Volver al Futuro" y ese estilo de películas, en las que el tiempo es una sola línea, y lo que haces en el pasado afecta al futuro como un círculo cerrado.
Y un tercer dato. Esta historia es una precuela plausible para mi one-shot "Sólo el recuerdo". Hay ligeros cambios, pero puede ser totalmente.
Ahora sí, lean y disfruten.
* * *
CAPÍTULO 1
¿UN CONJURO MAL HECHO?
Loki se comportó bien hasta que estuvo fuera de la vista de Odín. Cuando el rey ya no podía verlo, se frenó en seco haciendo tintinear todas las cadenas. Los guardias a su alrededor también se detuvieron, y pudo ver la inseguridad en todos los ojos.
—Exijo caminar sin cadenas —dijo el príncipe con su voz más arrogante. Tal vez los grilletes suprimían sus hechizos, pero seguía quedándole la lengua de plata y sabía utilizarla. Los guardias se observaron unos a otros, y Loki esperó que lo mirasen de nuevo para enarcar ambas cejas con frialdad. El miedo se implantó en el ambiente—. ¿Acaso el rey lo prohibió explícitamente? Porque no me parece haberlo escuchado.
—Loki... Su Alteza... usted... tú... —tartamudeó un guardia. Ya ni sabían cómo tratarlo. Loki lo fulminó con la mirada y ninguna palabra más salió de la garganta del hombre.
—Acérquense —siseó, deslizando sus palabras como un reguero de mercurio en los oídos de los guardias.
En contra de su voluntad, los hombres arrastraron los pies hasta quedar a pocos centímetros del príncipe. Lo superaban en número, pero sus mentes eran débiles. Lo único que podría detenerlo era un bozal u Odín mismo, y nada de eso estaba a la vista. Loki sabía utilizar bien la oportunidad.
—Exijo... caminar... sin cadenas —susurró, en un tono que podría haberse calificado de amenazante. Las neuronas de todos los guardias se quemaron al instante, justo después de que Loki les dirigiese una mirada cortante como un cuchillo.
Un guardia llevó sus manos a los grilletes que sujetaban las muñecas de Loki. Su piel ardía en contraste con las frías manos del dios, quien lo observó con apenas un asomo de sonrisa en sus labios. El otro formó la combinación de runas en los círculos concéntricos de metal, y con un ligero chasquido, los grilletes se abrieron. Esperó a ver sus pies y cuello liberados antes de enfrentar a todos los guardias, que aún sostenían inútilmente las cadenas en sus manos.
—Gracias —volvió a susurrar en el mismo tono, con sus labios muy cerca del oído del guardia que le había soltado. Vio el delirio en sus pupilas y disfrutó hacerlo sufrir por un instante, pero luego, con su magia ya libre, materializó una daga entre sus dedos y se la enterró hasta la empuñadura en el pecho. No lo soltó hasta que no vio el último hálito de vida abandonándolo, y nadie gritó. Uno por uno, acabó con las vidas de los hombres hechizados por sus palabras, en un completo silencio. Luego se cubrió a sí mismo por un manto de invisibilidad y dejó el palacio en dirección al Observatorio de Heimdall.
× × ×
Se detuvo poco antes de llegar al final de su camino. Su respiración no estaba agitada en lo más mínimo a pesar del esfuerzo, pero su corazón sí.
Miró atrás, a las doradas torres del palacio, y luego adelante, al Observatorio que se abría ante los mundos. Heimdall lo estaría esperando, porque ya lo habría visto todo. Tal vez ya había llamado a más guardias y le había avisado a Odín, y llegarían en cuanto les fuese posible. Loki les llevaba una gran ventaja y el Bifrost era muy largo, pero no tenía mucho tiempo de sobra para pararse y reflexionar. Aún así, eso fue exactamente lo que hizo.
Pensó en que Heimdall también estaría viendo eso, su indecisión. Se estaría preguntando por qué el príncipe criminal no terminaba su camino e iba a enfrentarlo. Pensar en el Guardián Dorado con cara de desconcierto hizo sonreír involuntariamente a Loki, aunque su corazón pesase.
Su plan inicial era escapar a Jötunheim, donde nadie lo pillaría y donde probablemente su sangre real le granjearía un puesto importante donde nadie pudiera tocarlo. Obligaría a Heimdall si era necesario, y desaparecería del alcance de todo Asgard, incluso de Odín y de Thor. Podría hacerlo, y sería pan comido, más fácil incluso que matar a esos guardias.
Pero volvió a mirar atrás, a los estandartes asgardianos en las puntas de las almenas, y a todo el oro que brillaba cegador bajo el sol. Si se iba, sabía que jamás podría volver y reinar sobre Asgard, y ese era el sueño, tal vez ambición, que ocupaba todos sus pensamientos desde hacía cientos de años. Gobernar sobre toda la gente que conocía desde pequeño, estar incluso por arriba de su patético hermano. Sólo conservaría a Frigga a su lado, pero poco le preocupaba lo que pasara con Odín. Si el Padre de Todo muriese, sus únicas lágrimas serían de cocodrilo, o ni siquiera eso.
Si se iba, ¿qué le depararía el futuro? Si se quedaba, ¿cuál sería su destino? ¿Se pudriría en una celda como Odín lo había decretado? Sonaba demasiado irreal y ridículo para ser verdad.
Volvió a mirar al Observatorio, sabiendo que los minutos se le escapaban entre los dedos como arena. No sabía qué hacer. Entonces la iluminación llegó a su mente con tanta obviedad que casi se rió de sí mismo. Claro. Por supuesto.
× × ×
La superficie del puente arcoíris a su alrededor estaba cubierta de grabados de luz, en círculos concéntricos de los que Loki era el eje. Dejando de lado la urgencia del tiempo que no sobraba, el dios había encontrado calma suficiente en su interior para recitar en el tono preciso, con las palabras justas y la cadencia perfecta, el conjuro que había utilizado una sola vez hacía muchos años. En su momento lo había hecho por mera diversión, pero ahora iba a en serio.
Sabía las consecuencias que podría acarrear, las paradojas y los bucles temporales que podrían afectarlo psicológicamente, pero estaba dispuesto a correr el riesgo. Dudaba que cualquier otra situación pudiese ser peor que la presente.
Dejó que la última palabra vibrase en el aire tenso, y con un movimiento resuelto de sus manos, todos los signos luminosos desaparecieron y se encontró de nuevo en el Bifrost, pero no estaba solo.
× × ×
Primero lo vio de espaldas. Tenía el cabello bastante más largo que ahora, y su complexión era más recia y segura, pero al mismo tiempo deslucida, nada regia. Un momento. ¿Eso eran ropas midgardianas?
—¿De dónde demonios vienes? —interpeló, al tiempo que el otro se giraba para darle la cara.
Loki vio su propio rostro que le devolvía la mirada. Sí, conocía esos ojos verdes, y esa ligera sonrisa que no mostraba los dientes. Sabía que esas eran sus manos y que ese era su pelo, pero no pudo reconocer del todo al Loki que se encontraba frente a él. Se veía mucho mayor, y todo su rostro tenía pintado un gesto de melancolía. Llevaba una camisa negra de mangas cortas y pantalones de jean, y calzaba zapatillas. En sus manos sostenía una margarita a la que le quedaban sólo tres pétalos.
Loki del presente abrió la boca, pero no pudo emitir ningún sonido. La cosa había salido mal. Había llamado a un futuro cercano, pero esto... Esto definitivamente era distópico.
ESTÁS LEYENDO
Memorias divinas ✵ Loki
FanfictionHuyendo de Asgard luego de su sentencia por lo ocurrido en Nueva York, Loki convoca con sus poderes a un Loki del futuro para que le diga qué va a suceder. Las cosas no salen como Loki esperaba, ya que el Loki del futuro no parece querer cooperar, y...