Capítulo 5 - Tú eliges, Loki

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CAPÍTULO 5

TÚ ELIGES, LOKI

En su cabeza, Loki creía que iba a mantener la compostura. Miraría a su madre, le dedicaría esa sonrisa que sólo ella merecía, y le diría "Hola, madre." Lo que sucedió fue muy distinto y su voluntad poco tuvo que ver con ello, aplastada por el pleno instinto de su corazón.

Ella se detuvo un instante frente al trono, mirando a Loki con asombro e incredulidad, una incredulidad que ciertamente dolió por un momento. Luego sonrió con toda la alegría del universo, y Loki no pensó. Corrió hacia ella sin darle tiempo a acercarse, y la estrechó entre sus brazos con una fuerza que no utilizaba desde su infancia. Enterró el rostro en su cabello trenzado, olió su perfume a sándalo y rosas, y el mundo se detuvo.

Intentó respirar, pero el oxígeno no llegaba a sus pulmones mientras un llanto incontrolable y silencioso lo sacudía. ¿Cuántos siglos hacía que no tenía un ataque de pánico así? Ya había perdido la cuenta. Quiso controlarse y respirar, pero su cuerpo no le hizo caso en absoluto.

Frigga lo separó de ella para poder tomarle el rostro entre las manos.

—Loki, hijo, cariño... Respira... Tranquilo...

Loki sujetó las manos de ella y siguió llorando. Eventualmente pudo volver a inhalar y el mundo se estabilizó de nuevo, pero el llanto no cedió. En ese momento le importó un demonio que todo Valhalla le estuviese observando, y lo único que lo devolvió a la realidad fueron las voces de Balder y Hela detrás de él.

—¿Ves? Pertenece a Valhalla. ¿Cómo tendrías corazón para separarlo de su madre?

—Ni que fuese su madre de verdad, Balder, idiota. Y las muestras de sensiblería no podrían importarme menos.

—No dejaré que te lo lleves.

—No dejaré que te lo quedes.

—Estás en mi territorio.

—Puedo convocar a mis huestes en cualquier momento.

—No quieres una guerra contra los Einherjar.

—Mira cómo tiemblo.

—Freya y sus guerreros se pondrían de mi parte, junto con Asgard.

—Jötunheim y Muspellheim se unirían a mis filas.

—Voy a colgar tu cabeza sobre las puertas de Valhalla.

—Te destrozaré y enviaré cada parte de tu cuerpo a un reino distinto.

—Te...

—¡Basta!

Frigga había alzado la voz, y el oro del salón entero reverberó ante el sonido. Balder y Hela cerraron la boca al instante, pero no parecía que la diosa de la muerte fuese a durar mucho tiempo callada.

—Loki, cariño —dijo su madre de nuevo con voz calma, pero nadie se atrevió a interrumpir mientras ella se volvía hacia él—. Creo que en último lugar la elección está en tus manos, dado que tus hermanos no piensan ponerse de acuerdo. Sin embargo, debes comprender que si te quedas aquí por mí, será sólo hasta que tu padre fallezca. Hemos decidido, él y yo, hace mucho tiempo, que elegiremos la reencarnación en cuanto estemos juntos, y si así lo quiere el destino nos amaremos de nuevo en la siguiente vida. Una eterna existencia en Valhalla no es algo que ni él ni yo anhelemos especialmente. Preferimos vivir, sufrir y amar otra vez. Si eliges Hel, estoy segura de que tu hermana te tendrá preparado un lugar de honor, fuera del foso de los condenados, por lo que tu existencia allí no sería en nada lamentable. ¿No es así, Hela?

La diosa de la muerte, al verse apelada directamente por Frigga, torció el gesto, pero luego sonrió.

—Por supuesto. ¿Qué diversión tendría obtener a un miembro de la familia real de Asgard sólo para mandarlo a un lugar de tortura al que nunca voy? No, gracias. Puedes gobernar a mi lado si quieres, es bastante aburrido después de un tiempo y apreciaría una compañía inteligente.

—Si te quedas aquí, en cambio —intercedió Balder—, tu existencia será pacífica. Puedes elegir reencarnar si quieres, aunque no mantendrías los recuerdos de tu vida anterior, así que supongo que no te haría gracia. Aquí puedes comer, descansar, disfrutar los placeres, entrenar en combate, aprender más de magia o de conocimientos en general.

Loki no sabía qué elegir. ¿Reencarnar? ¿A eso se referiría su futuro yo? ¿Pero cómo recordaba todo de su antigua vida? ¿Había alguna manera de trucar eso y mantener las memorias? Una eterna estadía en Valhalla tampoco sonaba mal, especialmente por la parte de la paz, estuviese su madre o no. Quería descansar un poco, después de tanto caos y tanto dolor. Quizás se lo merecía. Y reinar junto a Hela en Hel... Se visualizó a sí mismo como rey del infierno, y se sorprendió al pensar que no se veía del todo mal.

—Yo... —empezó, mientras seguía barajando las posibilidades y todos los ojos estaban fijos en él, pero entonces una voz suave y fría se deslizó entre sus pensamientos en cuanto conectó su mirada con la de su hermana.

"¿Te gustaría ser rey de Asgard?"

Loki frenó su lengua, y contestó de la misma forma.

"¿Cuál es tu punto?"

Hela sonrió y respondió al instante sin ninguna duda.

"Si eliges venir a Hel conmigo, puedo hacer que sea sólo una fachada. Puedo devolverte a la vida, con todos tus recuerdos, con tu cuerpo de ahora. No contaría como reencarnación, sino como una resurrección. A cambio, deseo que destrones al hijo de puta de Odín. No me importa qué hagas con él. Tarde o temprano morirá, y vendrá a Valhalla sea de la manera que sea. Tiene su entrada comprada con sangre. Pero hazlo sufrir, quítalo de su puesto, arrebátale la corona, quédate con su reino y con todo lo que conquistó. Tú ganas, yo gano. Valhalla es aburrido de todos modos, y cuando fallezcas seguramente irás a Hel porque dudo que mueras como un héroe de nuevo, así que te tendré en mi reino, años más, años menos. ¿Qué dices?"

Loki no tuvo que pensarlo mucho tiempo, en parte porque todos seguían observándolo, en parte porque tenía muy en claro que cualquier cosa era mejor que estar muerto, y tal vez a esto se refería su yo del futuro.

—Elijo Hel —dijo en voz alta.

× × ×

Fue terrible, abrumador y hermoso a la misma vez sentir la sangre ardiendo al pasar por sus venas, y que el primer latido de su corazón paralizado sacudiera su cuerpo entero. El aire frío rasgó su garganta cuando llenó sus pulmones vacíos, y las nubes oscuras de Svartalfheim fueron aún así demasiado luminosas para sus pupilas dilatadas por la muerte cuando abrió los ojos hacia el cielo. Las rocas se clavaban en su espalda a través del traje, y sus dedos acariciaron en reconocimiento la rugosa tela de su capa.

Se quedó allí tendido, deleitándose en el simple placer de estar vivo, de tener su cuerpo de nuevo. En Valhalla había portado una especie de ilusión, una figura que no se sentía suya del todo, como si fuese él y no lo fuese al mismo tiempo. Ahora podía reconocer cada imperfección de su traje, cada arruga y cicatriz de su piel, era de nuevo él. Se tomó un segundo para cerrar los ojos y musitar un "Gracias" que se perdió incluso antes de atravesar sus labios. Le pareció oír la risa de Hela en alguna parte, pero no estaba seguro.

En algún momento decidió levantarse al fin y le llevó un instante acostumbrarse al equilibrio. Cuando pudo caminar de nuevo avanzó por el árido paisaje hasta que distinguió la nave asgardiana que los había llevado hasta ahí en primer lugar. Estaba rota, pero la magia de Loki fue eficaz, no para repararla físicamente pero sí para hacerla funcionar por la mera fuerza de su poder. Tomó el timón entre sus manos y una ilusión cubrió su cuerpo entero, transformándolo en un guardia asgardiano mientras la nave se elevaba en el cielo.

Hora de llevarle las noticias al rey.

Memorias divinas ✵ LokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora