¡𝐂𝐚𝐳𝐚𝐦𝐞 𝐚 𝐦𝐢, 𝐌𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨! [ɢᴀʀᴏᴜ x ʟᴇᴄᴛᴏʀᴀ] [ᴏɴᴇ ᴘᴜɴᴄʜ ᴍᴀɴ]

«- VEINTIDOS-»

CAPÍTULO 22

| ¿OTRA VEZ TÚ? |

RIN

Agua.

Es lo primero que se me viene a la cabeza apenas abro los ojos y me limito a observar el lugar tan jodido en el que estoy. Unos barrotes de hierro que me separan de mi libertad, una cubeta de madera que sinceramente el olor que emanaba no me provocaba nada bueno, unas mantas sucias y algo de paja esparcida.

¿Dónde demonios estoy yo?

Mis ojos van de aquí a allá y de allá para acá. Intento colocarme de pie pero de inmediato caigo de vuelta al suelo dándome cuenta de que tengo las piernas y los brazos encadenados a un gancho en la pared. Tiro de estas con fuerza pero nada, solo logro un molesto tintineo que me hace maldecir agitada por los esfuerzos.

— Garou, ¿Puedes ayudarme con es- — Las palabras de detienen en mi garganta. Lentamente me acomodo contra la pared mientras levanto mis manos y las paso por mis cabellos.

Estoy sola aquí. Garou está en peligro en la asociación de Monstruos y el abuelo bang ni siquiera sabe que yo estoy aquí. En realidad nadie lo sabe. La ansiedad incrementa y el miedo me atormenta, miro a todos lados y me abrazo un poco a mi misma hasta que el estruendoso sonido de unas carcajadas grotescas me hacen girar mi rostro hacia los barrotes topándome con tres tipos.

¡Esos son los mismos malnacidos!

Pienso en mi mente mientras las imágenes del secuestro vuelven a mi con fuerza.

— Tú, — Me señala el de medio, — Ponte de pie y date la vuelta. Te inspeccionaremos primero y luego te llevaremos ante la supremacía. — Me informa en una voz tan profunda que el miedo hace efecto y me coloco de pie y doy la vuelta poniendo mis manos contra la pared. El sonido del metal arrastrándose mientras sus pasos se acercan hacen que mi temor incremente. — Bien, separa las piernas. — Dice y siento su mano posicionarse cerca de mi muslo interno para presionar con fuerza y obligarme a abrirlas.

Aprieto mi puño.

— Yo no haría lo que tienes pensado si fuera tú. — Mis ojos se abren de golpe al reconocer la voz. Rápidamente me paralizó en mi lugar sin poder pensar en nada e inclusive sentí mi respiración detenerse.

— ¡¿Supremacia?! — Exclama el sujeto dándose la vuelta para arrodillarse frente a él. Por mi parte, ni siquiera quería voltearme para verlo. Los otros dos sujetos hacen lo mismo y se arrodillan pegando su cabeza contra el suelo.

— Les he dado la orden de escoltarla a mi salón del trono, ¿Por qué ella no está ahí, MFD-002? — Su voz me aterra. El tono minucioso que utiliza y la aristocracia que presenta en ella me hela la sangre a una velocidad impresionante.