Me sentia perdida. Necesitaba esconderme. Escapar.
Solo se me ocurrio un remedio para aliviar el dolor. Recurri al unico chico que nunca me fallaria. El unico chico que jamas me partiria el corazon, que no me decepcionaria.
Pablo AlboranEn cuanto regrese a mi habitacion, destrozada por el rechazo de Carlos, subi el volumen de mi estereo hasta tal punto que la cama empezo a temblar. Pablo Alboran habia sido siempre una especie de manta reconfortante que me aportaba seguridad. Formaba parte de mi vida.
Casi todos mis viajes familiares tenian como destino en Malaga y yo vivo en Madrid. En todas mis felicitaciones de Navidad aparecia recreado la portada de un disco de Pablo Alboran.
Ahora, trate de sofocar las palabras de Carlos con una cancion de el "Tanto" mientras tanto, recurri a mi diario. Al cogerlo, el ejemplar encuadernado en piel se notaba pesado, cargado por los años de emociones que contenia sus paginas. Lo abri e inspeccione las entradas de los conciertos de Pablo Alboran. A cualquier otra persona le habrian resultado asociaciones absurdas; pero, para mi, el significados de sus letras iban mucho mas alla de las palabras. Eran instantaneas en mi vida: de lo bueno, lo malo y sobre todo el amor.
Cuanto sufrimiento. Me puse a examinar mis relaciones anteriores.
Julio Lopez, de segundo de bachillerato y, segun Elena "un tio bueno". Salimos cuatro meses, cuando empeze cuarto de secundaria. Las cosas comenzaron bien, si por bien se entiende ir al cine y tomar pizza los viernes por la noche con el resto de las parejas de mi grupo. Al final, Julio empezo a confundirme con una ex suya, tambien llamada Maria y lo dejemos.
Despues vino Alejandro Soto, quien-estoy convencida- solo salio conmigo porque pensaba que mi madre, farmaceutica, le podia conseguir pastillas.
Pedro Martinez no fue mucho mejor. Empezamos a salir justo antes de que este verano me entrara la locura por Carlos. Parecia un tio encantador hasta que le dio por frecuentar a Laura Gil, quien resulto ser buena amiga mia. Acabo quedando con las dos el mismo dia. No se le ocurrio que comparariamos nuestras agendas. Julio, Alejandro y Pedro. Y solo en cuarto de secundaria. Me engañaron, me mintieron y me ultilizaron. ¿Que leccion aprendi? La de mantenerme alejada de los chicos, ya que todos eran el diablo personificado.
Puede que el verdadero nombre de Carlos fuera Dante el Destructor de Deseos. Porque era diez veces peor que los tres juntos.
Aparte el diario a un lado. Estaba furiosa con Carlos, es verdad. Pero, sobre todo, eataba furiosa conmigo misma. ¿Por que me preste a salir con ellos? ¿Que saque de aquellas relaciones, aparte de un corazon destrozado? Yo era mas iteligente que todo eso. Tendria que haberlo sabido.
¿En serio queria seguir siendo utilizada? ¿Es que habia alguien ahi fuera que mereciera la pena?
Habia creido que Carlos si merecia la pena, pero estaba equivocada. Cuando me levante para llamar a Elena- tenia que compartir mis penas con ellas-, algo me llamo la atencion. Me acerque a mi poster favorito de Pablo y se me ocurrio algo increible, algo inesperado, algo que me iba a cambiar la vida...
Habia contemplado aquel poster dia tras dia durante los tres ultimos años. Y si se me habia ocurrido algo El Club del Olvido
En teoria sonaba deprimente. Pero enn aquella palabra no habia nada deprimente.
No, este Club del Olvido era justo lo contrario a deprimente. Era fascinante.
Habia tenido la respuesta delante de mis ojos durante un tiempo. Si, habia encontrado una manera para que dejaran de engañarme, de mentirme, de utilizarme.
Dejaria de torturarme al salir con fracasados. Disfrutaria de los beneficios de la solteria. Por una vez, me concentraria en mi misma. Primero de bachillerato iba a ser mi año. Todo giraba alrededor de mi, Maria Garcia Ramirez, fundadora y socia unica del Club del Olvido.
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El Club del Olvido
FanfictionMaria esta harta de los chicos y harta de salir con ellos de modo que hace un juramento: "NUNCA MAS". Ha sufrido demasiadas malas experiencias y le han hecho daño demasiados chicos. Pero no le va a volver a pasar, ya que decide formar el Club del Ol...