CAPÍTULO 7

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Después de pasar por las zonas de agua y tierra, Khai y Zaira se dispusieron a ir a la de aire, hacia uno de esos bares que se hallaban a las afueras, donde se juntaban las personas que están en contra del gobierno. El propósito de ir allí era colgar un cartel sobre el grupo que habían creado recientemente junto con un número de contacto por si les parecía bien unirse, ya que no todos se iban a arriesgar a llevar a cabo una empresa que podía llegar a ser peligrosa.

Sin demorarse mucho pasaron por el centro y se dirigieron hacia su destino. Cuanto más se acercaban más grandes se volvían aquellos edificios de cristal que reflejaban la libertad característica de esa zona, aunque no eran tan grandes como en la zona de agua. Una ráfaga de viento fresco acarició suavemente a Khai, cosa que este agradeció por el calor que hacía en verano. El aire de allí era puro y a Khai le fascinaba olerlo y averiguar las esencias que el viento traía con él. Después de un rato llegaron a uno de esos bares antisistemas, devolviendo a Khai a la realidad y haciendo que se concentrase en su propósito. Sin demorarse mucho más de lo deseado Zaira pegó el cartel que habían hecho en un corcho donde había anuncios de todo tipo y salieron de allí para dirigirse a la última zona que les faltaba, la de fuego.

Mientras tanto un dúo de amigos se dirigieron hacia el bar que acababan de dejar para tomar unos refrescos. Uno de ellos llamado Alex, cuyo signo era Géminis, vio el cartel que Khai y Zaira habían hecho con mucho esmero y sin dudarlo lo cogió para segundos después llamar a su amiga.

-Tía, ¿lo has visto? Es nuestra oportunidad, podremos salvar al mundo y triunfar. Todo el mundo nos admirará y seremos héroes y el Gobierno de mierda desaparecerá por fin -dijo emocionadamente.

Sin embargo la otra no se mostró tan entusiasmada, pero le siguió la corriente, ya que sus objetivos eran comunes.

-Si, es un buen comienzo para terminar con esta mierda, pero llamas tú.

Sin más que añadir el amigo Géminis se fue del bar con el cartel entre las manos mientras tarareaba una canción, feliz de poder hacer su sueño realidad y la otra amiga, que se llamaba Alexandra; pero a la que también le decían Álex y que era Libra, le siguió hasta afuera para hablar sobre cómo sería el grupo, las proezas que harían y practicar su autógrafo para cuando fueran famosos.

Unos minutos más tarde Khai y Zaira llegaron por fin a la zona de fuego para así poder terminar de colocar todos los carteles y volver a sus casas. Volvieron al centro y se dirigieron hacia la última zona. Los edificios de distintos tamaños pasaban a su lado mientras personas despreocupadas y llenas de vida caminaban como si ellos no estuvieran allí, pero de entre esas personas apareció un rostro familiar que Khai reconoció.

-Buenos días -dijo Khai con una sonrisa a la chica que le ayudó el otro día- hemos montado un grupo para ir en contra del Gobierno, por si te apetece unirte- esto último lo acompañó de la entrega de uno de los carteles y de una sonrisa tímida.

-Pero qué me estás contando -dijo cortante la chica, y por su cara se notaba que no le agradaba la idea-. Que te haya ayudado una vez no quiere decir que sea tu amiga y aún menos que me vaya a unir a este grupo estúpido de ideas infantiles.

Tras esto, arrugó el papel con su mano. Sin embargo, en vez de tiralo y deshacerse de él, se lo metió en el bolsillo.

Khai y Zaira la vieron marchar sin saber qué decir, lo que dijo la chica le molestó mucho a Khai y no sabía cómo reaccionar. Después de unos minutos volvieron a la realidad y se dirigieron hacia un bar mientras comentaban lo sucedido y Zaira intentaba animar a Khai, cosa que no le salió muy bien. Tras unos cuantos minutos terminaron de poner los últimos carteles y se dirigieron al centro para volver a su zona correspondiente. Sin darse cuenta ya se había hecho tarde y las luces anaranjadas pintaban las nubes de una forma casi mágica provocando una sensación de surrealismo y magia.

-Bueno, es hora de despedirse -anunció Zaira despertando a Khai de sus pensamientos lejanos- me lo pasado muy bien.

-Yo también, espero poder quedar contigo algún otro día y charlar un poco más.

-Sí, estaría bien -dijo sonriéndole amablemente.

Después de despedirse cada uno se dirigió hacia su casa por los transportes característicos de su zona. Mientras Khai se alejaba observó como Zaira volaba en una de esas corrientes de aire y como la luz del ocaso resaltaba sus facciones. A Khai ese momento le pareció uno de los más bonitos que había vivido nunca y fue incapaz de disimular su asombro. Zaira al darse cuenta de la mirada embobada del chico le sonrió de manera amable, sonrisa que fue correspondida por este y que hizo que aquella escena fuese más bonita en la mente de Khai. Tras los segundos siguientes se quedaron mirándose hasta que cada uno desapareció de la vista del otro.

LA ORDEN DEL ZODIACODonde viven las historias. Descúbrelo ahora