Derritiendo mi corazón

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Cap. 2.

Una sombra se movía rápidamente en el campo de batalla, con una espada en mano mató a 15 de los 27 demonios de clase A y S, mientras que sus compañeros de equipo se hacían cargo del resto, en tan solo dos minutos el suelo estaba lleno de cadáveres y con solo tres personas en pie aunque tan solo una de ellas estaba en perfectas condiciones.

Estaban en el Makai, hacía tres años que no pisaba el Ningenkai hacia una semana que fue el aniversario de la muerte de su pareja, a causa de la marca de apareamiento notó que cada vez tenía menos fuerza, hasta que de pronto desapareció, el pozo se selló una semana antes de la lucha contra Naraku por lo que nadie podía pasar por el pozo, y como siempre durante ese mes nada mas pensaba en eso, por esa razón aceptaba todas las misiones que le daban, ya que si no comenzaba a recordar, como la conoció y como se enamoró de ella.

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¿Por qué no se podía quitar la cara de esa sacerdotisa de la cabeza? Se maldijo por ceder ante su curiosidad y seguirla al ver que acompañaba a Sesshomaru-sama, al ver que este no la mataba cuando ella le dijo de esa manera tan ridícula, al ver que él le respondía lo más importante al ver en las termas lo hermosa y poderosa que era. Sacudió la cabeza apartando esos pensamientos y se dispuso a cazar demonios solo por diversión, así por lo menos no pensaría en esa miko.

Dos horas más tarde fue a tomarse un baño en una cascada, el agua estaba muy fría por lo que usó su capacidad para calentar el agua, el sol estaba saliendo pronto debía de ponerse en marcha, de pronto escuchó el ruido de unos arbustos moviéndose.

- ¡Genial una cascada! Suerte, por culpa de esos estúpidos demonios que nos atacaron estoy llena de sangre, pero la culpa es también de Sesshomaru, ya podría haberlos matado él, ni siquiera se habría ensuciado.

¿Qué hacía la chica aquí? Parecía no darse cuenta de su presencia, bueno esperaría a ver qué pasa.

- "Tiene un cuerpo hermoso, ¿qué es esa cicatriz de la cadera? Es como la marca de una mordida" – pensó el prohibido

- mmmh que relajante, no creí que el agua de esta cascada estuviese tan caliente. – dijo la joven lavándose

- "si sigue haciendo esos ruidos y moviéndose de esa forma no podé aguantar más" – pensó luchando contra su bestia interior que le decía hacerla suya en este mismo instante –

La estuvo siguiendo durante dos semanas en las que vio como se juntaba con un extraño grupo de personas: un monje, una exterminadora de demonios, un joven demonio zorro, una gata de dos colas y un medio demonio. Poco a poco se fue integrando en ese extraño grupo y acercándose mucho a la sacerdotisa, sabia lo que le gustaba, detestaba, le dijo de donde venia, como era su familia y muchas mas cosas, poco a poco fue teniendo sentimientos para la joven, pero no se atrevía a decir nada por ser un prohibido, ya era demasiado que lo quisiera como amigo, no quería forzar las cosas y hacer que se alejara de él.

- ¿Hiei-kun! – Exclamó la joven del futuro pasándole una mano frente a sus ojos intentando llamar la atención del apuesto demonio.

- Hn – respondió sabiendo que la joven entendería lo que él quería decir.

- Llevas unos días actuando de una forma muy extraña, pareces más distante de lo normal. ¿Te pasa algo? – preguntó preocupada

- No – respondió sintiéndose mal por dentro al preocuparla

- Bien pero si te pasa algo quiero que me lo digas, ya sabes, ahora ya no estás solo. – dijo cogiéndole de la mano mientras sonreía y lo arrastraba con ella.

Dueña de mis lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora