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La hermosa chica de ojos azules y cabello rojo como el fuego estaba nerviosa, quizás demasiado, lo que ella creía como un tipo de ansiedad, había llegado a ella desde el inicio del día y no era como si eso fuera común en ella.

Mila Babicheva miraba a través de la ventana del que a partir de ese día sería su nuevo salón de clases, sentía el uniforme algo incómodo y no paraba de jugar con el bolígrafo en su mano.

Afuera se veía muy hermoso, a pesar de que las nubes cubrieran el cielo y una ligera garúa apareciera, seguro era mucho mejor estar en cualquier otro lugar que no fuera la escuela, era muy curioso cómo un montón de ladrillos y cemento puede separarte de lo que tanto anhelas, si lo quisiera, podría levantarse frente a los desconocidos rostros en el lugar y disfrutar de lo que había más allá de esas cuatro paredes, pero era esclava de sus decisiones y las consecuencias que estas traían, se preguntaba a si misma lo que sería capaz de hacer si no tuviera ataduras como esas más veces de las que recuerda.

Suspiró por enésima vez en el día.

Aún dolía.

Dolía saberse herida, dolía haber tenido grandes expectativas que no eran más que mentiras.

No debió desperdiciar su tiempo yendo a Italia en primer lugar, abandonar la escuela por un tonto sueño de patinaje y por alguien que no la valoró, otra decisión con consecuencias nada favorables.

Sus padres se lo habían advertido, ahora sólo le quedaba tragarse todos esos sentimientos para poner una sonrisa en su rostro y fingir alegría, o por lo menos, conformismo.

Porque no les daría el gusto de verla mal, no importaría cuanto tiempo le tomara, ella se levantaría y mandaría todo a la mierda para aprender de sus errores y seguir con su vida.

Pero mientras tanto, llorar en silencio por las noches mientras escucha canciones de Taylor Swift o Lana Del Rey  no parecía tan mala idea.

Intentó parecer invisible durante toda la clase, tomando nota en silencio y sin preguntar nada para al terminar simplemente irse lo más rápido que pudiera sin interactuar con nadie, realmente no tenía ganas de nada.

Ella solía ser mucho más abierta y social, pero su mente no se lo permitía en ese momento, ya había tirado por la borda la idea de dar una genial primera impresión a penas pisar la escuela, así que no le quedaba más que dejarlo así. 

Recordaba que cuando pequeña se idealizaba como una hermosa adolescente con un montón de amigos con los que ir al cine o a fiestas y uno que otro drama romántico, irónicamente lo que menos necesitaba era un drama romántico ahora.

Por momentos sentía que necesitaba un descanso de la vida misma. Decir que quería suicidarse o algo así era extremista, pero ya no disfrutaba de las cosas de la misma forma en que lo hacía antes, ya lo había intentado todo, cantar, pintar, bailar, cualquiera de las cosas que solía hacer normalmente para animarse, dejaban de tener efecto en unos cuantos minutos, pero aún había algo que no había intentado: patinar; tenía que encontrar la forma de escaparse en algún momento para poder deslizarse por el hielo mientras olvidaba todo, en serio lo necesitaba. 

𝐓𝐡𝐨𝐬𝐞 𝐖𝐡𝐨 𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐈𝐧 𝐋𝐨𝐯𝐞 [Otayuri AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora