𝐓𝐡𝐨𝐬𝐞 𝐖𝐡𝐨 𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐈𝐧 𝐋𝐨𝐯𝐞 [Otayuri AU]

3

***

1940 - Día 9

Nuevas noticias:

-Hay gente nueva ocupando las celdas.

-Tengo un nuevo puesto aquí.

-El chico de ojos verdes se llama Kurt

Han pasado tantas cosas en los últimos días, han encontrado a un espía americano a las afueras de la base.

Los soldados que lo encontraron lo golpearon mucho antes de llevarlo frente al superior. Lo castigaron con sin agua ni comida por cinco días, si no lo dejaron morir de hambre fue por que querían esperar a hacerlo hablar en el interrogatorio, no puedo ni imaginar que tipo de barbaridades podrían hacerle como tortura para averiguar la ubicación más cercana de los estadounidenses.

Con su llegada cambiaron las cosas, aumentaron los guardias en el perímetro, movieron a varios de sus puestos para eso, incluyendo al guardián de las celdas, fue por eso que ahora ocupo su lugar, ya me estaba aburriendo de cargar armas todo el tiempo, aunque dudo que este nuevo trabajo sea mejor que el anterior.

No hay muchos presos, son aproximadamente 12, incluyendo al nuevo, yo también estoy encargado de darles de comer y evitar que creen conspiraciones o algo parecido.

No creo que esas almas en agonía tengan fuerza suficiente para levantarse del húmedo suelo y buscar libertad.

Ahora paso más tiempo solo, pero aún así puedo jugar a las cartas en las horas de relevo.

He pasado más tiempo con ese chico de ojos verdes, ya me ha vencido suficientes veces como para dejar en claro que no era tan bueno como creía, pero a pesar de eso no he podido saber mucho de él .

* * *

—¿Le escribes cartas a tu novia? —preguntó una voz haciendo eco en el silencio de las celdas en un pésimo ruso con acento estadounidense.

No le respondió, no tenía por qué, después de todo, sabía a quién pertenecía la voz.

Estaba frente a él, sentado en el suelo, siendo separados por los barrotes de acero con la luz artificial a penas iluminándole.

—Por favor, no me ignores, si paso un solo día más sin hablar con alguien y escuchando sus gritos en las noches, solo, con mi conciencia y escuchando a mi estómago pedir comida, me volveré loco.