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Las tareas y el quehacer estaban listos, se había dado una ducha, había almorzado y su gato estaba bien alimentado.

Sólo faltaba sentarse en el sillón más cómodo de la sala y encender el televisor para iniciar lo que prometía ser un sábado especial.

—Yurotchka, voy a salir, no tendré tiempo de hacer las compras, así que te dejaré dinero y la lista de cosas que necesitamos en la mesa, no regresaré hasta la noche, por favor, no incendies nada.

O quizás no sólo faltaba eso.

—Descuida, yo me encargo —dijo antes de despedirse y quejarse mentalmente.

Ahora debía re-ajustar su horario, aunque no le molestaba mucho dejar de ver televisión por algo de 30 minutos.

Hubiera dejado las compras para más tarde, pero se conocía a sí mismo, y sabía que sí se sentaba en el sillón no se volvería a parar ni en sueños.

«Regresaré rápido» se convenció a sí mismo antes de tomar su teléfono y llaves rumbo a la tienda.

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A penas había puesto un pie fuera de su casa cuando sintió el aire helado que le forzó a volver a casa por su chamarra y sus audífonos.

El día lo ameritaba.

El cielo era gris, pero no un gris triste, ni nada por el estilo, era un gris tranquilo, también estaba nevando, pero los delicados copos de nieve se derretian al tocar el suelo.

Era un buen clima para caminar escuchando música, se tomaría su tiempo, no tenía nada más que hacer después de todo, seleccionó «Without you» de Avicii y no se privó de cantar bajito mientras se dirigía a la tienda.

Pasó cerca a un parque y sintió nostalgia al ver a los niños jugando y riendo mientras corrían de un lado a otro, recordó que se abuelo le llevaba a jugar así de pequeño, pero como era de esperarse, prefería jugar solo.

Revisó la hora en su teléfono, todavía era temprano y podía tomarse su tiempo para sentarse y relajarse un momento, dejando que el viento mueva su cabello mientras se perdía en la música.

Cerró los ojos y sonrió, satisfecho, al sentarse en una banca alejada del bullicio. Hace demasiado tiempo que no sentía una paz igual a esa, se sentía ajeno y propio a la vez, incluso tenía miedo de que se le escapara como arena entre los dedos.

«Hubiera traído la libreta para seguir leyendo»

Pero sentía tanta paz, que, tan sólo abrir los ojos, sería un gran esfuerzo.

𝐓𝐡𝐨𝐬𝐞 𝐖𝐡𝐨 𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐈𝐧 𝐋𝐨𝐯𝐞 [Otayuri AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora