Akashi conoció a Furihata en el parque, un día cualquiera en el sitio correcto.
Está seguro que Furihata fue el pequeño ángel que Dios envió a él.
Fue el niño más lindo que conoció en su vida, aun no entiende que hizo que el niño se acercara a él, porque luego de conocerlo un poco se dio cuenta de la extrema timidez que poseía, sin embargo, sea lo que sea que lo hizo acercarse y preguntar si estaba bien, Akashi lo agradece desde el fondo de su corazón.
Furihata fue su pequeña luz.
No vio sus errores, e incluso si lo hizo, él no los reprocho y solo se quedó a su lado.
Furihata no le pidió ser lo mejor, solo le pidió ser su "hermano mayor".
Para ese niño, Akashi no significaba nada, solo era otro apellido común, no le interesó el dinero, ni el estatus que pudo obtener al quedarse con él, no fingió querer ser su amigo, no fingió que sus problemas le importaron, en su amistad con Furihata Kouki todo fue unilateral, porque el niño le entregó todo mientras Akashi no pudo darle nada.
Y ese fue su mayor temor.
Furihata siempre dijo que él era genial, pero la realidad es que Akashi cree firmemente que el que era genial y especial, era Furihata.
— ¿Akashi-kun has estado durmiendo correctamente? — Kuroko se acercó a él, un día después de las prácticas.
Y aunque Akashi todavía asistía a las prácticas, nunca sería igual, demasiados pensamientos que nublan todo lo demás, sin la emoción de querer seguir allí o el mismo entusiasmo para quedarse después de las prácticas y seguir sosteniendo el balón un poco más con sus compañeros.
Akashi se detuvo, miró dentro del gimnasio y su mirada se perdió en ese lugar. Luego, ignorando completamente la pregunta de Kuroko sin dejar de ver el sitio donde tuvo innumerables días divertidos con Furihata, Akashi renuncio.
—Dejare el equipo. A partir de mañana, no vendré más.
Aomine chasqueo su lengua, mirando hacia otro lado, sin embargo, no dijo nada más. Nadie lo hizo, nadie intentó detenerlo.
Esa fue la última vez que Akashi vio el gimnasio de Teiko.
Y todo su tiempo se volcó en buscar al pequeño Furihata.
Incluso cuando la tragedia tocó doblemente la puerta del adolescente.
Tres meses después, sus padres murieron en un accidente.
La mansión de los Akashi se sume en silencio, antes, al menos Akashi había tenido una pequeña mano sujetando la suya mientras se para ahí, en medio de dos ataúdes fríos y lúgubres mientras los adultos discuten frente a él, quien se hará cargo de la fortuna de la familia.
— ¡Está bien, Sei-nii! ¡Yo estoy contigo! — No le habría importado si su fortuna desaparece de sus manos, mientras tenga a Furihata a su lado, todo lo demás no importa.
Pero Furihata no está aquí sosteniendo su mano, y él necesitará todos los medios para traerlo de vuelta.
Akashi no tiene tiempo de llorar por la pérdida de sus padres, no se le permite en primer lugar.
Él tiene alguien a quien recuperar.
Akashi, bebé... yo te cuido.
:'(
PD: La diferencia de edad entre Akashi y Furihata es de 5 años, así que todavía era un bebé también.