Ser Feliz.

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Furihata Kaori se despierta de un hermoso sueño a la terrible realidad, una realidad donde han pasado quince años desde que su precioso hijo desapareció un día sin dejar rastro.


Han pasado quince años sin que en ningún día de todos esos años en el infierno, se arrepienta de no haber pedido ese beso, si Kaori hubiera sabido de alguna manera que sería el último, entonces, pediría otro, otro, otro y otro, muchos más.


Hoy hace quince años, la luz de su vida se apagó.


Aunque Kaori ha luchado por mantener la esperanza, los años pasan, hasta el punto en que su pequeño ahora debería ser un adulto de veinticinco años.


Solo imaginar que para el día de hoy, su pequeño había estado desaparecido por más tiempo del que estuvo con ella, la hizo derramar más lágrimas.


Y la hizo querer regresar al mundo de los sueños, donde su hijo jamás desapareció, dónde celebro cada cumpleaños con él, donde se graduó de la universidad y eran felices juntos, su pequeño ángel la beso y abrazo durante muchos años antes de que se casara con la persona que lo hizo feliz y en ese sueño, no fue una sorpresa que su esposo tuviera cabello rojo y ojos del mismo color, le dio muchos nietos y vivieron felices por siempre.


Un mundo de ensueño, creado por sus más grandes deseos y esperanzas.


Dormir en la cama de su hijo no fue cómodo, era demasiado pequeña para ella, pero fue inevitable quedarse dormida allí mientras la noche anterior lloraba, esa fue una de las raras ocasiones que entró a la habitación de su hijo; se quedó allí imaginando que era una noche como cualquiera, contándole un cuento a su hijo antes de ir a dormir.


Extendió la manta de Spiderman que cubría la cama y esponjo la almohada, se aseguró de dejar todo en su lugar, tal y como su bebé lo dejó el día en que no volvió más, su mochila sobre el escritorio, los dinosaurios ordenados en altura, junto a los autos de control remoto que su hijo adoraba, las figuras de los súper héroes y algunas otras de sus programas animados favoritos, la jaula de Hamtaro después de quince años estaba vacía, Kaori cuido del pequeño hámster, no fue fácil, porque había días en que quería tirarlo todo, pero luego imaginó a su bebé llorando si algo malo le pasó a su amigo y durante los siguientes tres años, diligentemente cuido de él.


Pero Hamtaro murió y Kouki no regreso.


Su tumba está en el jardín de la mansión Akashi, donde su hijo pasó horas jugando con su hermano mayor y Hamtaro.


Kaori intenta sonreír cuando su mirada busca la foto que su hijo dejó en su mesita de noche, antes de conocer a su hermano mayor, sólo había una foto de ella en ese lugar, dos meses antes de desaparecer, Kouki le pidió enmarcar una foto de él y Akashi para poner allí, de esa manera siempre tendrá a su hermano mayor con él.


— ¡Sei-nii, dijo que él haría lo mismo!


Akashi Seijuro era el querido hermano mayor de Kouki, aún recuerda el día que su pequeño trajo al adolescente, tomando su mano y apurando para llegar a casa y curar cualquier herida que lo hizo llorar solo en el parque.

Lost. |AkaFuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora