Gracias.

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Sentada en el pórtico de su antigua casa, Kaori se levanta cuando un auto se estacionó frente a su pequeño patio, la puerta del piloto se abre luego de un momento.


Ella reconoce la cabellera pelirroja.


— ¡Kaori-san, ha pasado tiempo desde que la vi! — Akashi sonríe suavemente, apresurándose a rodear el auto y ayudar al niño a bajarse del asiento trasero, un par de zapatos infantiles pisan con fuerza el césped y su mano derecha se aferra a la mano de su padre, un segundo después ambos caminan hacia ella.


Kaori posó su mirada en el pequeño niño y su corazón dolió, como tantos otros niños, el hijo de Akashi se parecía tanto a su hijo, el mismo cabello color café e indomable, los mismos ojos chocolate y una sonrisa tímida tan dulce e inocente.


—Han sido cinco años, cariño ¿cómo estás? ¿Tu esposo está bien? — Kaori se inclina para estar a la altura del niño luego de abrazar al hombre más alto, ella sonríe y deja un beso en la mejilla del pequeño, sus ojos se humedecen y casi suelta algunas lágrimas.


Ha visto al niño a través de las fotos que Akashi le envía, pero esta es la primera vez que lo conocía en persona. Le agradece dejarla ser parte de su vida, aunque ella no tiene porque tener lugar en ella en primer lugar. 


Aunque no ha visto fotos de su esposo, más que pequeños destellos de sus manos en las fotos que le envió, donde un hermoso anillo de bodas luce perfecto en el dedo del hombre.


—Gusto en conocerte Seiki-kun.


— ¡Umhh! — Su corazón se hace añicos cuando el pequeño se esconde tras las piernas de Akashi, una acción que le recuerda, de nuevo, a su propio hijo.


Kaori se obliga a sonreír en lugar de llorar, Akashi la mira con entendimiento silencioso y completa aceptación, la mujer se pone de pie, su sonrisa no es más que la sombra de la sonrisa que Akashi recuerda.


Algo en su corazón se oprime, desearía poder evitarle ese sufrimiento a esta mujer que es casi la viva imagen de su Kouki.


—Cinco años, Kaori-san. Mi esposo está bien, gracias por preguntar, son solo los ascos matutinos de cualquier embarazo.


La mujer sonríe y esta vez, es más natural.


—Sí, son realmente terribles, cuida bien de él.


—Lo hago, Kaori-san, lo hago. — Akashi se ríe, y Kaori suspira, el silencio se impone entre ellos y es que, ya todo se ha dicho, no hay más que decir, Kaori le ha agradecido por todo lo que ha hecho y Akashi, recibió y aceptó sus sentimientos, aunque Akashi no los necesita en absoluto, porque por Kouki movería la tierra, los cielos y el mar.


—Entonces, supongo que esta es la despedida, cariño. Gracias por encargarte de las cosas de Kouki, yo... no habría podido hacerlo. Disculpa por darte estos problemas, especialmente ahora que tu esposo te necesita a su lado por su embarazo.


Seiki miró hacia la mujer y frunció su ceño ligeramente.


—Está bien, no es ninguna carga, Kaori-san, yo quería hacer esto sin importar qué, mi esposo también quería que lo hiciera.


Si Kouki hubiera podido formar una familia al lado de este hombre, Kaori está segura que habría sido muy feliz, lo sabe por la forma en que sus ojos se iluminan cuando habla sobre su esposo esperando en casa, por cómo cada palabra que sale de su boca para describir a su pareja derrama miel y cariño.


Akashi fue un ángel para Kouki y para ella en todos los sentidos y Kaori está muy agradecida de haberlo conocido.


—Nos vemos, cuídate y sé feliz. — Kaori se subió a la escalinata de la puerta de su casa y se aseguró de abrazar gentilmente a Akashi y besar su frente, esa probablemente fue la última vez.


Akashi abrió sus ojos cuando sintió a la mujer alejarse de él.


—Sí, Kaori-san, deseo lo mismo para ti. 


:') creo que todos merecen ser felices ahora

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:') creo que todos merecen ser felices ahora.

Lost. |AkaFuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora