El agua de la tina del baño se tiñó de rojo, el filoso cuchillo cae de su mano sangrienta y rebota en los azulejos.
Morir, es todo lo que puede hacer después de que su ángel decidió abandonarlo luego de cinco años.
Su padre tenía razón, Akashi no es digno.
Nunca lo fue.
Él no merece a un ángel como Furihata Kouki, por eso, en la mesa del jardín mientras toman su desayuno, Furihata le pide lo deje regresar con su madre.
Akashi dice que sí, si eso es lo que Furihata quiere, Akashi no puede impedírselo.
Pero sin Furihata a su lado, Akashi no tiene un motivo para querer vivir.
—¡SEI! — La puerta del baño se abre con fuerza, detrás de Furihata, Yuki y algunos otros sirvientes jadean con asombro y lloran, porque no es solo el CEO Akashi Seijuro el que se está desangrando en la tina del baño, es su pequeño, el niño que vieron crecer, al que adoran y aman, a su pequeño petirrojo al que enseñaron a caminar y escucharon su primera palabra.
"Yuki".
—¡Yuki, llama a un médico! — Furihata ordena, intenta no gritar, pero la desesperación se apodera de cada parte de su ser.
Sus manos se encargan de ejercer presión en las heridas del pelirrojo, pero son tan profundas y son verticales, lo que lo hace sumamente complicado.
—Kouki... — Seijuro puede sentir el temblor de la persona que sujeta sus muñecas, podría ser o no Furihata, su aroma a chocolate le dice que, si es su ángel, — lo siento, pero esta es la única manera para que estés a salvo de mí.
—¡Cállate, no hables!
Akashi se ríe suavemente, Furihata y su dulce corazón de algodón de azúcar. Sólo su ángel se preocupa por él, sólo su ángel no lo odiaría después de todo lo que hizo.
Cinco años atrás, Kouki le prometió que se quedaría a su lado para siempre, debió ser bueno y confiar en su ángel.
"Kouki quería reunirse con nosotros, porque él quería preguntarme qué clase de regalos, se le dan a un hermano mayor, él quería agradecerle a Akashi-san por su ayuda".
¿Qué tan diferente habría sido todo si solo no dejó que su enojo lo controlara?
—Todos están buscándote, tu madre, Kuroko, Momoi, Kise, Midorima, Murasakibara... todos ellos te adoran... por supuesto, porque mi Kouki es super genial, ¿cómo podría no hacer amigos?
—¿Dónde está el médico?
Sin embargo, incluso si esa vez no lo hizo, nada garantiza que no lo hiciera la siguiente.
—Regresa con tu madre, Kouki... ella llora todas las noches por ti... ella todavía espera su beso de despedida.
Akashi podría jurar que el líquido que cae sobre su rostro son lágrimas, pero es imposible que Furihata llore por alguien como él, sin embargo, es un bonito pensamiento antes de cerrar los ojos.
—Perdóname Kouki, es solo que te amo demasiado.
___
Cuando Akashi abre los ojos, Furihata lo abraza con fuerza y está llorando, aferrándose a su pecho, sus lágrimas mojan su pijama, pero eso no le importa.
Su ángel está aquí.
Y eso es todo lo que le importa.