Informe de un sobreviviente

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El animal increíblemente me halló entre el olvido, sin embargo el estruendo causado por la lluvia lo asustó hasta el punto de hacerlo buscar refugio en mi miseria. Los caminos se tornaron grises y la depresión descendió sobre el frente de trincheras; descargué mi tosco cuerpo sobre las ruinas de un destruido edificio, levanté mi mirada y lo único que se observaba eran los caminos pantanosos, los casquillos de fusil, la sangre, los cuerpos en descomposición de quienes al morir ya no eran de bandos distintos y una atmósfera podrida.

El tiempo parecía haberse esfumado, no podía reconocer si era de día o de noche. Estaba exhausto, tenía sed; abrí la boca para recibir agua de la lluvia que caía pero sabía a mierda, estaba ácida; me dieron ganas de vomitar. Descubrí entonces que la atrocidad de la guerra había alcanzado incluso el cielo; respiré, incliné mi cabeza sobre la pared y dejé brotar mi melancolía en lágrimas y llanto. Fue entonces cuando el felino interrumpió mi queja sentándose sobre mi estómago. Por aquellos momentos me sentía completamente solo, era lo único que quedaba de todo el pelotón delegado en esta zona; extrañaba a mi esposa, a mis hijos, a pesar de estar vivo me sentía muerto.

Pensando estar abandonado incluso por Dios, miré a los ojos al gato, él lo notó e hizo lo mismo, se tornó un silencio casi eterno y luego de unos segundos se acercó a mi rostro y me besó. Después de meses siendo participe de la guerra, aprendí a convivir con la muerte; vi como actuaba y como a la hora de juzgar no existen diferencias para ella. Sé que disparé y lleve vidas que consideré enemigas sin saber por qué sobre el peso de mi conciencia el cual se transformó después de la guerra. Incluso temo por el paradero de mi alma, creo que pude haberla perdido al ver caer los cuerpos mutilados de mis aliados. Fueron muchas semanas; pero de todas aquellas lo único que considero de valor es esta anécdota. Tal vez no es el informe militar que mis altos cargos esperan, pero tampoco esperaba encontrar lo que viví en el campo de batalla.

Pensamientos de un redimidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora