𝟎𝟐

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𝘩𝑎𝑛𝑦𝑎𝑢𝑘𝑢 (𝑘𝑤𝑎𝑛𝑔𝑎𝑙𝑖, 𝑛.) - 𝑒𝑙 𝑎𝑐𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑐𝑎𝑚𝑖𝑛𝑎𝑟 𝑑𝑒 𝑝𝑢𝑛𝑡𝑖𝑙𝑙𝑎𝑠 𝑠𝑜𝑏𝑟𝑒 𝑎𝑟𝑒𝑛𝑎 𝑡𝑖𝑏𝑖𝑎.

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Caminaban, como acostumbraban a hacerlo, lado a lado, sin embargo, esta vez la pesadez del cálido brazo sobre sus hombros no existía. Aquel brazo, en un juego cruel y burlón, pero por lo demás completamente inconsciente, yacía flojo a su lado, balanceándose perezosamente al mismo ritmo de su conversación ociosa. Las palabras del pelirrojo siempre parecían actuar igual, arrullándolo cansinamente sin apuro alguno, como una pequeña y dulce canción de cuna susurrada tímidamente, solo que las palabras de Eijirou jamás se sentían tímidas, todo lo contrario en realidad; golpeaban a Katsuki, de una manera irónica, como una explosión ardiente, solo que, a diferencia de sus propias explosiones, estas no dejaban rastro alguno de dolor. Las explosiones de las palabras de Eijirou solo dejaban en Katsuki un delicado rastro de calidez anhelante.

En medio de aquel vaivén sus manos se tocaron, accidentalmente, solo un roce de piel inocente, y sin embargo, incendiaron las entrañas de Katsuki. Esa fue la mejor manera que conoció para describirlo; —Como fuego chispeando dentro de sus intestinos. No del tipo que pone de rodillas a las familias sin hogar, no del tipo que devasta la vida silvestre y los hábitats naturales... Más bien, era una hoguera, mantenida a salvo dentro de los confines de su carne y huesos, mantenida a raya dentro de él con facilidad, ardiendo con un propósito y el conocimiento previo de cómo se había encendido en primer lugar. No dolió, solo calentó a Katsuki de adentro hacia afuera, lo hizo aún más consciente de la presencia de Eijirou a su lado.

Al poco tiempo Katsuki se sintió arder, de pies a cabeza completamente envuelto por la hoguera de Eijirou, hoguera que parecía perder la calma con un fuego que le consume los huesos y hace hervir su sangre camino a su corazón errático y desenfrenado, corazón que, en su desespero, solo parece avivar más las llamas, haciendo del cálido fuego contenido un incendio de proporciones incalculables. Sospechosamente aquel incendio no parece afectar a nadie más que a Katsuki, las llamas no escapan de los confines de su cuerpo, burbujeando contra su piel con un frenesí ardiente por liberarse, por hacer sucumbir bajo su calor todo lo que le rodea, desean, de una manera que hace a Katsuki sentir un terror como ningún otro, alcanzar al pelirrojo a su lado. Aquel incendio arrasador batalla cruelmente contra la prisión de su cuerpo por alcanzar a Eijirou y consumirlo.

El incendio crece y crece, y no parece querer detenerse pronto, no hasta que aquel que le dio vida en primer lugar sea consumido por sus llamas, no hasta que pueda moverse con libertad hacia aquel que detonó el fuego de una manera tan irresponsable, como si no supiera lo que sus acciones habrían de provocar en Katsuki, en cómo sus palabras rozan las ya cálidas mejillas de Katsuki como cenizas rezagadas, como sus miradas encienden el fervor de Katsuki y lo hacen desaparecer en escombros irreconocibles. El punto máximo de aquella catástrofe inadvertida es, sin dudas, cuando el silencio entre su conversación mayormente unilateral se hace demasiado obvio, demasiado fuera de lugar, cuando Eijirou en su completo estado de inconsciencia voltea sus ardientes ojos hacia los mismos ojos rojos de su acompañante y lo observa, sin más, esperando algo que Katsuki no puede descifrar en su estado de aturdimiento. El pelirrojo espera quizás, un pequeño comentario o una burla sin maldad alguna por el tonto chiste que ha soltado, o tal vez sea algo completamente diferente y desee saber la razón del porqué la cara de Katsuki pareciera incendiarse de repente.

Resulta completamente irónico y Katsuki desearía poder reír, reír ante la fragilidad de todo, porque al no recibir respuesta alguna Eijirou se encoge de hombros con una pequeña sonrisa y retoma sus balbuceos sin sentido sobre todo y nada a la vez, un balbuceo que Katsuki, por mucho que lo intente no puede seguir, porque las llamas cubren sus oídos y no lo dejan escuchar nada más que sus gritos internos pidiendo socorro. Las llamas son muy fuertes, muy grandes y ya no pueden más con la frustración de no poder alcanzar al pelirrojo a su lado. Katsuki enloquece, por si fuera poco, porque Eijirou no parece notar que se está calcinando a su lado, que está hirviendo y está muriendo y no puede hacer nada al respecto, porque Eijirou sigue caminando y sus manos se siguen rozando en un jugueteo tal vez ya no tan inocente.

Cuando ese pensamiento parece enfurecer aún más a las llamas incontrolables de Katsuki, Eijirou parece terminar de luchar contra lo que sea que se haya incrustado en su cerebro en los últimos segundos, de pronto su brazo deja de balancearse y la canción de cuna ya ha terminado, de pronto aquel cortafuego invisible que mantenía aquel incendio encerrado únicamente en Katsuki ya no existe, de pronto el calor arrasador de las llamas ya no es tan asfixiante porque han encontrado su camino hacia el corazón de Eijirou a través de puente que sus manos unidas han formado.

De pronto, aquel incendio retrocede y se vuelve manso, vuelve a ser aquella cálida hoguera, pero ya no se contiene, por la sencilla razón de que no hay necesidad de hacer tal cosa nunca más, o al menos, eso es lo que aquel suave apretón en su mano le transmite. El incendio se calma y sus llamas danzan contentas, solo dejando atrás la cálida atmósfera de la que Eijirou parecía estar hecho.

Sus dedos se entrelazan gustosos, y para Katsuki caminar por el pasillo ya no se siente como ser arrastrado por las llamas cruelmente, sino más bien, se siente como saltar descalzo sobre arena caliente en medio de un atardecer, se siente tranquilo y sereno, sus oídos se aclaran y vuelve a sintonizar el balbuceo del pelirrojo, balbuceo que lo golpea como el suave ir y venir de las olas en una cálida tarde de verano.

Para cuando Eijirou vuelve a posar su mirada ardiente en Katsuki, el calor de sus ojos ya no quema, se siente como una suave caricia y, cuando Eijirou sonríe suavemente con un pequeño incendio en sus mejillas, Katsuki sabe que las llamas no volverán a hacerle daño.

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𝑒𝑙 𝑟𝑎𝑧𝑜𝑛𝑎𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑒𝑠𝑡𝑜 𝑓𝑢𝑒 𝑎𝑠𝑖 

 𝑎𝑟𝑒𝑛𝑎 𝑐𝑎𝑙𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒 = 𝑣𝑒𝑟𝑎𝑛𝑜 = 𝑒𝑖𝑗𝑖𝑟𝑜𝑢 = 𝑘𝑎𝑡𝑠𝑢𝑘𝑖 𝑡𝑒𝑛𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜 𝑢𝑛 𝑔𝑎𝑦 𝑝𝑎𝑛𝑖𝑐

(∩`-')⊃━━☆゚.*・。゚ 𝑠𝑡𝑎𝑦 𝑠𝑎𝑓𝑒

—𝒅𝒊𝒏𝒐𝒔𝒂𝒖𝒖𝒖𝒓

𝐮𝐧𝐜𝐨𝐦𝐦𝐨𝐧 ¡! 𝐤𝐢𝐫𝐢𝐛𝐚𝐤𝐮 𝐨𝐧𝐞𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora