❈Dazai es el tipo de novio, que...❈
[¿Serías la mujer que tuviese el honor de cometer suicidio doble conmigo?]
Anime: Bungo Stray Dogs
Cover by: @froschty
Podrás gritarle, darle cachetadas y golpes menores, pero el jamás, jamás te levantaría la mano, en cambio te provocaría más.
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...
- ¿Dónde está el hijo de puta?
Unos tacones rojizos resonaron en toda la agencia al igual que aquella inigualable pregunta. La vista atonita de todos eataban fija en ti.
Te acercaste a paso rápido hacia cierto peliblanco que al mirarte, sintio helado todo su cuerpo, estaba furiosa.
- Atsushi, ¿Dónde carajos está el maldito desgraciado suicida?.
Incluso Kunikida que miraba todo desde su escritorio estaba aterrado, y falta decir que lo eataba aquel menor. Sabía que su superior no era un santo, pero que aquella dulce chica que siempre era amable con todos estuviese de esa manera.
Era algo muy malo.
- Y...Yo, él está..- Tartamudeando no sabía que contestar.
- Justo aquí.- Dazai con sus manos en su gabardina y una sonrisa resplandeciente se dirigio hacia ti.- Mi encantadora novia, de dulces labios y sucias palabras, ¿Qué haces aquí?
No le contestaste solamente lo tomaste de la muñeca y lo sacaste de la agencia para luego soltarlo bruscamente y darle una bofetada.
Tu novio impactado lleva su mano a su mejilla, que ardia ligeramente y que podía asegurar que le habías dejado una marca.
Decidió mirarte para observar como tus ojos estaban cristalizados y tus mejillas rojas del coraje que tratabas de aguantar y no lo entendía.
- Eres un maldito hijo de puta, jamás creí que me harías algo como lo que hiciste.- Comenzaste a hablar con la voz cortada.- Dices amarme y haces algo como eso, ¡Já! Imbécil mentiroso de mierda.
- Aprecio la lista de insultos e incluso la cachetada pero, ¿Podrías ser más especifica?- Pronuncia confundido y arqueando el ceño.
Lo miraste furiosa, ¿Tantas veces lo había hecho que se le habían acabado las pocas neuronas que le quedaban?
Querías abofetearlo otra vez.
- Una puta llego al departamento buscandote y no sólo eso, sino que llevaba una caja de juguetes sexuales.
Recordaste aquel escenario y te prendiste en llamas otra vez, podías perdonarle muchas cosas pero, ¿Qué te pusiera los cuernos? Eso sí que no.
