II.- The Campfire song

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Hola! Espero les guste el capítulo, pronto subiré el tres. Si les gusta no olviden votar y comentar!


II

The Campfire song
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Se despertó de golpe completamente desorientado, había música pop en la radio y una desafinada voz acompañándola. Tardó unos segundos más en razonar que estaba en una camioneta vieja y que la persona que cantaba a su lado era Hend, dando golpecitos al ritmo de la música sin perder de vista la carretera.

Hedwig se quejaba en el asiento de atrás por su sueño interrumpido. Harry terminó de despertarse cuando los recuerdos de su brusco encuentro con el sátiro volvieron a su mente. Viéndolo despierto Hend le pasó una botella de agua mineral y un empaque de galletas de chocolate.

—Pronto llegaremos al campamento, ya verás, te va a encantar—. Aseguró tarareando. —Hay ninfas, muchos semidioses, pegasos... ¿Ya mencioné a las ninfas?

El mago sonríe un tanto inseguro, pese a todo el entusiasmo del guardián es contagioso.

Pasó el resto del camino mirando por la ventana, de vez en cuando soltaba alguna pregunta que el mayor contestaba lo mejor que podía. Algunas cosas no tenían sentido entre ambos, Hend no sabía quién era Voldemort, Harry no tenía idea de quiénes eran las moiras.

Entre los dos construyeron lo más cercano a una verdad. Vale, existían los dioses pero también los magos. Hechiceros los llamaba Hend.

"—Bendecidos por la diosa de la hechicería—explico entre el coro de su canción—, o legados tal vez."

El sátiro también tenía curiosidad por el extraño mundo que se acababa de abrir frente a él. El niño que vivió agradecida pasar tanto tiempo con Hermione pues eso le permitió tener respuestas decentes.

"—¿Ese tal Voldemort tiene algo en contra de los mestizo? ¡Ese tipo está loco!—" Harry claramente le había dado la razón.

Su mente está algo ausente desde que había bajado del tren, por eso no se sorprendió de apenas notar cuando el auto se salió de la carretera conduciendo por un sendero de grava fina. Se estacionaron junto a una camioneta de carga con fresas pintadas en los costados, la música dejó de sonar y el muchacho sacó las llaves del auto antes de salir corriendo para abrirle la puerta al propio Harry.

—¡Bienvenido a casa chico! El Campamento Mestizo está encantado de recibirte.

Tenía los brazos abiertos y una sonrisa enorme de quien ha cumplido con una misión titánica. Por primera vez el menor se preguntó cuántos jóvenes semidioses no sobrevivían al viaje.

Cuando se animó a salir del auto la boca se le secó ligeramente de la impresión. No era como ver Hogwarts, el castillo era imponente y hermoso.

Lo que estaba delante de él era un marco formado por dos pesadas columnas, en el rezaba el nombre del lugar. No había más, pero de algún modo casi mágico si que había más. Desde donde estaba parado Harry alcanzaba a ver muchachos correr de un lado a otro con arcos y espadas, con sonrisas estampadas en el rostro; todos con una camiseta naranja chillón.

Eran muchos más de los que había pensado.

—Muy bien chico, querías una prueba de que eres un semidiós— le dijo Hend aparentemente satisfecho con su reacción —Aquí la tienes.

Harry lo miró interrogante.

—Hay barreras protectoras a partir de este punto , solo mestizos e invitados pueden pasar—se hizo a un lado en una muda orden. Hend no le estaba dando una invitacion formal, razono.

Bendito VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora