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~*Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas*~
Es curioso ver cómo los caminos siempre se conectan unos con otros, ¿no es así?
No importa cuántas veces intente ir por el camino del bien y arreglar las cosas, desp...
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➤ Capítulo 2: Habilidades.
Narrador Omnisciente:
—Muchas gracias por su compra, vuelva pronto —se escuchó decir amablemente a una joven de unos ojos color ámbar, despidiendo a una de sus tantas clientas.
Ni bien aquella mujer de avanzada edad salió del local, la sonrisa que portaba la joven hace unos instantes se esfumó de su rostro por completo, dando un suspiro agotador.
—Voy a empezar a creer que en verdad odias trabajar aquí —bromeó su compañero de trabajo, dándole una cálida sonrisa.
—No odio trabajar aquí, Akiteru —admitió, arreglando un poco su cabello—. Odio trabajar contigo, que es distinto.
El rostro del joven se desencajó por unos momentos e hizo un puchero divertido, un poco indignado por lo que había dicho ______.
Ella no hizo menos que reírse levemente de su expresión y se hundió nuevamente en sus pensamientos, recordando cómo es que había acabado en un lugar como ese.
Desde que tenía uso de su memoria, ______ había pertenecido a una de las organizaciones más peligrosas desde que era muy pequeña. Formó parte de la Port Mafia como subordinada de uno de los cinco ejecutivos de dicho lugar, siendo ese, Yasunari Kawabata, su mentor.
Aquel hombre le enseñó todo lo justo y necesario para que pudiese controlar su habilidad y así servir a la mafia, matando a todas las personas que pudiesen atravesarse en su camino.
Sus manos estaban manchadas con sangre de cientos de personas, había matado, manipulado, torturado y llevado a la locura a mucha gente en sus años en la mafia, considerándose una basura de persona por eso.
Sin embargo, no se consideraba así por lo que había hecho en el pasado, sino por no arrepentirse de la mayoría de sus acciones puesto que, para ella, siempre solían ser por un bien mejor.
O al menos eso es lo que solía pensar.
Pero, a pesar de todo aquel oscuro pasado por el que había vivido, irónicamente ahora se encontraba trabajando en una panadería en el centro de Yokohama, viviendo una vida normal como todos los demás.
O eso quería aparentar.
La fémina miró de reojo a su compañero de trabajo y, cuando notó que este estaba concentrado acomodando algunos panecillos en el mostrador, tomó una agenda suya junto a su celular para anotar algo de suma importancia, sin embargo, el sonido de la campanilla de la puerta la interrumpió.
Guardó rápidamente aquella agenda con números raros debajo del mostrador y, cuando vio quién era una de las personas que se encontraba en la tienda, dio una sonrisa sincera.
—No lo entiendo, Ranpo-san, ¿qué hacemos aquí...? —preguntó Atsushi hacia su superior, puesto que deberían encontrarse con Dazai en un caso para la agencia.
