Te extrañé

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-Ahsoka-Llamó Maul acercándose por su espalda, la joven permanecía sentada en el gran comedor.

La voz del Sith hizo que la joven saliera de su ensoñación, desde que había hecho el interrogatorio a Anakin no había dicho palabra, no se sentía capaz de nada, sus gritos de dolor cuando se resistía al suero la interrumpían.

-Como esperabas, el Canciller rara vez sale de su despacho-Dijo con voz monótona la joven-En siete días tendrá que asistir a un evento político en Naboo-La chica sacó su datapad y se la entregó a él-Aquí están los planos, Anakin los tenía en sus archivos, pude hacer que me diera la clave-Mintió, él no se lo había dicho, tan sólo lo sabía, porque él había confiado en ella tanto que ni siquiera había cambiado de contraseña.

-Muy bien mi aprendiz-Felicitó el alto guardando aquel aparato-Sabía que no me defraudarías-Dijo posando su mano en el hombro de la togruta-Iré a planear junto a Pre-Vizla- Dijo con cierto rentintín en aquel odioso nombre, ambos sabían que no duraría mucho con vida.

Maul retiró su mano dando una última palmada para así salir de allí, volviendo a dejar a la chica en soledad.

Ahsoka cogió su tenedor y pinchó en el plato, pero ningún trozo de comida llegó a su boca, tan sólo se dedicaba a girar aquel utensilio entre su mano.

Ella deseaba correr hacia su anterior maestro para disculparse, tan sólo quería abrazarlo, pero sabía que él la odiaba y no querría verla nunca más.

El plan contra el Canciller era simple, debían atacar cuando estuviera lo menos protegido posible, pero debía estar rodeado de gente, él no se arriesgaría a delatarse de aquella manera.

Los prisioneros que tenían serían de muy buena ayuda, con todos ellos de su parte podrían tenderle una trampa en la que sería imposible salir, pero Ahsoka dudaba que en una semana estuvieran de su parte, sobre todo los soldados, ellos debían lealtad a la República.

Soldados, Rex.

Ella deseaba verlo, abrazarlo y hablar con él, pero él ahora la veía como una traidora, tan solo hacia falta ver como le había mirado cuando había dejado a Anakin en la celda, la odiaba.

Ella lo amaba, pero él la odiaba, eso hacia que Ahsoka estuviera furiosa, estaba segura de que Obi-Wan les había contado sobre el interrogatorio, seguramente les habría advertido sobre lo del Canciller.

Ahsoka se levantó furiosa, sabía que no era una buena idea hacer lo que iba a hacer ahora, pero quería verle, aun estando en aquel estado tan delicado.

La puerta de la celda se abrió y con una mirada todos sabían cual sería el siguiente en ser interrogado por la togruta.

Rex la miró fijamente y de manera hostil salió de la celda.

El trayecto había sido largo, el capitán de la 501 se preguntaba a donde iban, la zona por la cual estaban yendo no parecían ser celdas, una de las muchas habitaciones que pasaban no tenía puerta, por lo que el soldado pudo ver un comedor enorme en el interior.

Ahsoka lo siguió guiando hasta llegar a una habitación al final de uno de los pasillos. La chica metió un Código y la puerta se abrió, dejando ver un gran cuarto con una cama, dos armarios, un escritorio y un gran ventanal al frente de la puerta, dejando ver la ciudad.

El soldado avanzó cuidadosamente y se giró al oír la puerta cerrarse. Ahsoka estaba apoyada en ella y lo miraba atentamente provocando nerviosismo en el chico.

-¿Por qué me has traído aquí? -Preguntó con frialdad.

Ahsoka se mantuvo apoyada en la puerta, debía controlarse, no quería perder el control con él delante, pero esa contestación había dolido.

OSCURIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora