Pov. Eris
Decidí ponerme un vestido negro mangas cortas con botones, un poco corto. Creo que este resaltaría mis mejores atributos, buenas piernas. Me considero tímida y no estoy acostumbrada a mostrar, ni a llamar la atención, pero esto lo amerita. Además combinaría con unas lindas zapatillas, ya que no disfrutaba mucho de los tacones.
El día ya había llegado, estaba en el tren, llevaba una mochila con una muda de ropa, por si las dudas,no sabía si podría refrescar; perfume, maquillaje y un libro para mostrárselo a Santiago, pensé que podría interesarle.
Tenía una sensación de mariposas en mi estómago, tenía que recordarme a mí misma que era sólo una reunión de la cátedra, otras personas iban a estar ahí, pero no podía evitarlo. Tras un largo viaje en tren llegué a la estación correspondiente, y ahí estaba él, esperándome; había venido a recogerme muy puntualmente. Unos minutos antes de llegar, le había mandado un mensaje para avisarle. Gregory estaba solo, parece que nadie había llegado todavía.
- Tanto tiempo señorita- bromeó -Estoy esperando a tu compañera, Sandra. Dijo que se iba a retrasar un poco, los otros profesores están en camino, vienen juntos. -esperemos entonces-Asentí sonriendo
Nos sentamos en uno de los bancos, y nos encontrábamos hablando de diferentes temas que a él le interesaban, me seducía con su conocimiento, sólo podía asentir con mi cabeza y admirarlo en silencio. Fue en ese momento cuando me encontraba dando mi opinión respecto a la segregación de las comunidades nativas cuando él me interrumpió pidiendo disculpas acercando su mano para quitarme un bicho del cabello. cuando su mano rozó mi oreja sentí escalofríos. Quería que su mano acariciara mi cuello. Nos quedamos en un trance hasta que Sandra llegó rompiendo el momento, y nos fuimos en el auto de Gregory hacia su casa.
Entre bromas y anedotas el viaje se hizo divertido. Además fue corto lo cual me puso un poco tensa nuevamente.
Al llegar a una pequeña casa campo vimos otro auto estacionado, eran Santiago y el mayor, Elías.
Ayudé a bajar unas cosas mientras Sandra bromeaba con nosotros. Nos acercamos aún riendo, definitivamente tenía que ver esas fotos de ellos jovenes haciendo el ridículo.
Nos saludaron amablemente, excepto Santiago, tras oír que Gregory tenía mi número de celular y habíamos conversado un buen rato en la estación, éste sólo sonrió falsamente y me ignoró. Que persona tan extraña.
Estábamos sentados conversando, el profe mayor era el encargado de asar la carne, un cocinero experto según sus propias palabras, parecía más relajado y bromista. Se notaba que estábamos en confianza, en especial Sandra, me dijeron que hacía un par de años que ella estaba en la cátedra, y era lo mejor que le podría haber pasado.
Una parte de mí envidiaba esa relación de Sandra con los profesores, ojalá yo pudiera tratar a Gregory con confianza, y ojalá Santiago se dignara siquiera a verme. Lo reconozco, me estaba volviendo egoísta. Es un poco molesto ver cómo me ignora. Lo único que me dejaba tranquila era que la asistente favorita de la cátedra, es lesbiana, ella no estaba interesada en ninguno de ellos,de hecho era feliz con su pareja. Mientras todo esto pasaba por mi cabeza, la carne ya estaba lista, había distintos tipos de ensaladas que Gregory había preparado, es un hombre muy sano por lo que veo. De seguro iba al gimnasio.
Las horas pasaron, estábamos tomando un vino especial de Italia que le habían obsequiado a Gregory mientras se quedaba en la toscana para realizar una conferencia . Los tres hombres coincidieron en que no hay nada mejor que un vino de postre. Aunque el clima era caluroso y estaba cargado de humedad, la cena y la sobremesa estaba rodeada de un ambiente relajado.
Santiago se levantó y se disculpó, salió a fumar lo que me pareció su tercer cigarrillo. Cómo él estaba sentado al frente mío, a pesar de que me ignoraba, parecía un poco solitaria. Tal vez imaginé todo lo que pasó en sus clases. Quizás ya no le interesaba. Gregory se acercó a mí trayendo su silla, e intentaba entablar una conversación cuando recordé el libro que había traído para Santiago, pensé que ya no valía la pena enseñárselo a él, así que decidí mostrárselo a Gregory. Sus ojos se abrieron, estaba maravillado, dijo que era uno de sus libros favoritos:
-Nunca me imaginé que a alguien le gustará lo mismo que a mí, siempre me dijeron que tengo gustos extraños. Una chica muy interesante por lo que veo- sonrió de lado mientras sostenía el libro. No pude evitar reír, e inmediatamente nuestras miradas se cruzaron, su mirada era de admiración y..algo más, no hablábamos, no escuchábamos a los demás conversando, solamente disfrutábamos de la compañía mutua que nos brindábamos. Mientras me contactaba anécdotas de su vida, Sandra y el profe mayor comenzaron a interesarse por nuestra conversación, a todo esto Santiago ya estaba de regreso, y dijo: -Esta un poco fresco, podríamos tomar un cafecito, ¿ no?-parecía incómodo o más bien ansioso al ver la cercanía y sincronía que había entre Gregory y yo, era simplemente comodidad.
Cuando ya todos estábamos degustando el café de Colombia, mientras nos contaba lo importante que era el café en la economía. Le pregunté a Gregory si había viajado mucho, él respondió que sí, mencionando todos los países por los que había pasado.
A todo esto, el celular de Sandra sonó, tal parece que su hermano había tenido un problema y necesitaba volver inmediatamente a su casa, Elías fue el primero en ofrecerse para llevarla. Tomó sus llaves, se despidió de todos, y me preguntó: -¿Vienes con nosotros?-
Comencé a dudar, estaba por decir que si, pero antes de que pudiera darle una respuesta, Gregory interrumpió: -Ella aún no se puede ir, se suponía que le iba a enseñar proyecto de modificación para el programa del próximo semestre y darle el nuevo material. Yo la puedo llevar más tarde .-
-¿Santiago tú te vuelves con ella?
-si no te preocupes Elías, vayan con cuidado- comentó tenso
-Bueno, entonces, buena suerte! y trata de procurar que no agregue más contenido-sonrió el mayor.
Sandra agradeció la cena y el aventón, despidiéndose.
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Terciopelo Verde
NouvellesA casi todos nos pasó de enamorarnos de un profesor. Siempre mezclamos el amor con la atracción y la idolatría. Pero... ¿De dos a la vez? ¿ Qué harías si te correspondieran? Esto es lo que ocurrió con Eris.