Capítulo IX

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Pov. Eris

En un abrir y cerrar de ojos, el semestre había acabado.Pude sacar ambas materias con buenas notas.

Estaba feliz porque Gregory me había felicitado, dijo que obtuve las mejores calificaciones. Sin embargo, tenía una sensación de tristeza, nostalgia, no quería dejar de frecuentar casi diariamente a los profesores. En algún punto, solo fui a clases para estar con ellos, para conversar, cruzar miradas y sonrisas.

Iba caminando por el pasillo de la universidad, recordando a ambos, y lamentándome por haber dejado que mis fantasías fueran solamente un sueño. Fui sensata me dije a mi misma pero una parte me decía que podría haberlo hecho mejor. De nuevo me recordé, eso sería una locura.Aghhhh.

En eso, escucho la voz de Gregory llamándome, volteé a verlo, se lo notaba un poco agitado, parece que me había estado buscando hace un buen rato. Se paró frente a mí y dijo:

-Estuve hablando con los demás miembros de la cátedra y me gustaría... nos, nos gustaría tenerte en nuestro grupo.- Sin más preámbulos, acepté, era como una segunda oportunidad, no la iba a desperdiciar. Además iba a ser bueno para mí currículum.

-Perfecto! Te vas a tener que poner a repasar un poco la materia desde cero, para integrarte debes presentar un una monografía y exponerla en una clase para los profesores y asistentes sobre un tema que prefieras. Seguramente vas a aprobar, sé que eres muy inteligente. Por otro lado después me gustaría comentarte algo.-

"Comentarme algo", ¿qué era ese algo?, ¿acaso sospechará de lo que siento? ¿¿De cómo me siento?? ¿De lo que me provocan ambos? Dios, estoy jodida. Quizás esta cátedra haya sido mi favorita, pero ¿será mi perdición?¿ y si me retracto? No. Iba aprender a convivir con ello.

Estuve toda la semana trabajando en la dichosa clase, tengo demasiado estrés en estos momentos. El día había llegado, me arreglé lo mejor que pude, no sin antes beber mi café. Me duché, me puse mi perfume favorito de lavanda, me vestí sencilla y no me maquillé, menos es más. Tenía todo listo, sólo me faltaba coraje y tomar el impulso, ya estaba metida en esto, no podía retroceder, no era una opción. Les iba a demostrar la mujer que soy.

Tomé el tren, durante el viaje seguía repasando mi clase, me gusta tener todo calculado, eso me da seguridad. Al llegar, el aula estaba vacía, parece que había llegado demasiado temprano.

Acomodé mis hojas y escribí palabras claves en la pizarra para ahorrar tiempo,abrí las ventanas, mientras más rápido fuera todo esto, mejor.

El primero en llegar fue Gregory junto a una joven muchacha, supongo que ella también era asistente. Estaban conversando animadamente, no me prestaron mucha atención. Me saludaron a lo lejos y sonrieron amablemente. Tomaron asiento en el medio del aula.

El próximo en llegar fue Santiago, parece que es habitual de él no llegar a tiempo. Para mí sorpresa, no venía sólo tampoco, estaba siendo acompañado por otro profesor, un poco más mayor que ellos. Lo había visto antes hablando con Gregory. Se notaba que imponía respeto con su presencia, eso sí que fue intimidante.

Escuché que alguien dijo:

-Ya vamos a empezar, un par de minutos atrasados.- señaló Gregory y me dió ánimos diciendo que no tenía que preocuparme tanto, era sólo una formalidad, y añadió: -Puedes comenzar con tu tema, te escuchamos todos.- Santiago, el profesor mayor; que me había saludado y se presentó como Elías, y la muchacha asintieron con la cabeza.

Tragué fuerte, me aclaré la garganta y comencé a desarrollar mi clase. Más allá de que me olvidé de un par de cosas, pude responder todas las dudas de los que estaban presentes. Juro que transpiré frío durante toda la exposición.

Gregory preguntó riendo: -¿Te pusiste roja de los nervios?-Lo hiciste muy bien, felicitaciones, ahora vas a tener que aguantarnos a todos, bienvenida a la cátedra- continuó riendo a la par de los demás.

Durante la clase, evité hacer contacto visual con Santiago, a diferencia de Gregory que tenía una mirada compasiva y hasta protectora, Santiago solamente transmitía lujuria y deseo, no se molestaba en disimularlo, tampoco tenía por qué, estaba en el primer asiento, nadie podía verlo, sólo yo. Decidimos salir del aula porque hacía calor, intenté mirar a Santiago, pero él solo me dió la espalda y siguió caminando sin despedirse, parecía molesto, ¿o era sólo mi imaginación?. A todo esto...¿ qué tenía que decir Gregory? Se habría olvidado?. Una mano posada en mi espalda interrumpió mis pensamientos:

-Muy bien, ¿eh? Digna de ser parte de nuestra cátedra, más allá de las bromas amistosas, me pone muy feliz tenerte a m.. nuestro lado...- Me pareció realmente dulce y un buen gesto de su parte -Antes de irme, necesito hacerte una invitación- mencionó un poco cohibido.

-¿Una invitación?- Me emocioné, pero luego me vi invadida de temores y comencé a jugar con mis manos de los nervios. La sonrisa en su rostro me hacía imaginar cosas prohibidas y poco probables...

-Sí- Respondió -Para que te familiarices y te sientas cómoda con los miembros de la cátedra, ya que nos has frecuentado a muchos pero todavía no conoces bien a Elías y Sandra... - continuó dando largas al asunto y bastante nervioso-.. me... me gustaría invitarte a una parrillada en mi casa de campo. Es usual que nos juntemos cuando terminamos un semestre para comentar sobre lo que nos pareció. Ya sabes y socializar. ...Va a ser el Viernes a las 7 pm ¿Qué te parece? ¿Crees que puedas unirte?

-Gracias, con gusto voy a ir!- Me sentí un poco avergonzada, por sonar demasiado entusiasmada. Aunque estaba un poco decepcionada conmigo misma por todo lo que había imaginado.

-¿Me darías tu número para mandarte la dirección? Si vives por aquí, hay un tren que te podría llevar directo.-

Sonriendo de la felicidad dicté mi número a lo que Gregory me agradeció y nos despedimos con un efectivo apretón de manos. De sus suaves pero cálidas manos.

Me dirigía a mi apartamento con Nina, cuando me llegó un mensaje, vi mi celular y era Gregory: "Estimada Eris, aquí te adjunto la ubicación de mi casa, no es necesario que traigas nada, todo va por cuenta de la cátedra. Que pases una cordial jornada, saludos. Gregory" Sonreí con el mensaje, su formalidad es cautivadora. Solo pude soltar una risita a lo que Nina me miró levantando las cejas reiteradas veces, expresión que se leí "Ja. Te atrape con las manos en la masa, de explicarme esto no te salva ni Dios".

Cuando confesé a fuerza de cervezas todo, bueno No todo, Nina solo pudo reír al principio pensando que era broma, luego mirarme como un alíen, y después de digerir tamaña confesión (con más cerveza), decir que me paso de pervertida, me dio su apoyo. No pude tener una mejor compañera.

Hasta el Viernes solamente pensé en qué me iba a poner, quería llamar la atención del galante y caballeroso Gregory , y de... Santiago. ¿Santiago también? ¿En serio? No tengo límites. 

Terciopelo VerdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora