"Y Dios dijo: hágase la oscuridad; y el sol desapareció. Y los otros cayeron del cielo para propagar caos y destrucción. Y ante mis ojos, la muerte".
Un destello surcó el cielo. El sol ha desaparecido. Y, entre la oscuridad, aparecieron varias cria...
"Millones de especies han aparecido antes que nosotros; tuvieron su tiempo bajo el Sol y después se marchitaron y extinguieron. Esa es la historia de la vida".
-Michio Kaku.
IV.
Y lo que antes era una oscuridad absoluta, ahora era un cielo completamente blanco e iluminado. Por un segundo, el cielo brilló con la intensidad de mil soles, y este se partió en dos. Las criaturas no solo dejaron de moverse, sino que rápidamente se alejaron y se escondieron, completamente asustadas.
Alcé la mirada tratando de ver de dónde provenía aquella cegadora luz. Pensé que habían sido los militares quienes habían venido a salvarnos. Pero esta idea rápidamente se esfumó cuando del destello surgieron unos enormes tentáculos, de tamaño colosal, y con una apariencia completamente diferente. No se trataba de ninguna de las criaturas que habíamos visto antes, sino de algo mucho peor.
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Mientras los enormes tentáculos se alzaban sobre el cielo, moviéndose y alargándose cada vez más, entendí que aquellas criaturas buscaban suplantarnos por mera supervivencia. Ellos realmente buscaban ocultarse en los cuerpos de los seres humanos. Buscaban ocultarse del horror encarnado en una existencia colosal con alargados tentáculos. Y aquel horror cósmico, ahora estaba en este mundo, justo encima de nosotros.
Pero no estaba en esta realidad, sino que existía como una simple proyección omnipresente en las mentes de cada ser humano, y, posiblemente, dentro de cada criatura que cayó del cielo. Aun así, aquella cosa era real. Era posible sentirla dentro de mí, retorciéndose y hurgando en lo más profundo de mi cerebro, alimentándose de mis miedos. Ya no había hacia donde correr, ni donde ocultarse. No cuando el horror mismo habita en tu cabeza.
La oscuridad volvió a reinar. El destello se apagó y una tranquilidad espectral invadió todos mis sentidos. Miré al cielo, en donde segundos antes estaba aquel horror cósmico retorciendo sus tentáculos. Ahora no había nada más que la misma oscuridad de un cielo sin sol. Pero la criatura no se había ido, seguía ahí y podía sentirla. Estaba aquí para acabar con los suplantadores, con las criaturas que buscaban ocultársele.
Miré a mi alrededor, como si ahí pudiera encontrar una respuesta a todo lo que estaba pasando, solo para ser recibido por una soledad impregnada en la oscuridad. Los cientos de familias que estaban reunidas en el centro de la ciudad, con la esperanza de escapar de este infierno, ya no estaban más ahí. Habían desaparecido en un abrir y cerrar de ojos, y no había señales de ellos por ningún lado. Me parecía imposible que no me hubiera dado cuenta, o que no hubiera escuchado a la multitud ocultarse, correr o simplemente gritar. Era como si la tierra se los hubiera tragado.
Además de eso, pude percatarme que todo el lugar estaba en ruinas. Había escombros por todos lados, y los signos de que una batalla de proporciones bíblicas había tenido lugar ahí estaban por todas partes. Todo se encontraba rodeado de caos, destrucción y muerte. Podía verlo, podía sentirlo.